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palabra virtual

Tomás Segovia    
    Editora del fonograma:    
    Voz Viva de México. UNAM    
por Tomás Segovia    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Cuando nos retiramos a la remota cámara...


Cuando nos retiramos a la remota cámara donde hacemos las nupcias con nuestro propio espectro, como cuando compramos y vendemos la palabra que ata para atarla a sí misma, la carne en cambio todavía se sabe interrogada, vuelve a tocarla el dios y la carne vuelve a temblar en su peligro. Así el dios desbarata nuestra astucia, tiene en rehén nuestra carne y no permite que empeñemos en beneficio propio su promesa, cada vez que vuelve a levantarla volvemos a estar fuera, volvemos a saber cómo la pertenencia es intemperie y no se deja abrigar, el dios vuelve a reírse de la treta con que queremos que nos pertenezca la ley por la cual pertenecemos.

Pues en su oscuridad la carne que pregunta por nosotros exige recibir en la carne su respuesta. De nada vale estar cada uno en sí vociferando su presencia, tenemos que estar allí donde se juega el juego, el dios nos lleva a su terreno. Allí se muestra en su proximidad terrible para enseñarnos que nadie se recibe de su propia mano, que nuestra carne misma se hace nuestra en la carne donde el otro gime de recibirla, y que esa ley sin él ninguno de nosotros dos podría sacarla de sí para ponerla afuera.

Él mismo es esa pertenencia, y si hace su prenda de la carne es para tener ardiendo entre nosotros la llama de su signo, para poder tirar siempre de nosotros cuando damos la espalda, para que nunca podamos asomarnos afuera sin cruzar, aunque sea sin despertarla, la ardiente sombra de la carne por su ley sellada.



11 de la serie: Algunas piedras de un collar del dios



TOMÁS SEGOVIA






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