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palabra virtual


Las cuatro estaciones de Eliseo Diego    

    Editora del videograma:    
    T.V. de América Latina        
por Eliseo Diego    
  

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

El viejo payaso a su hijo


1


Avanza ya, hijo mío, desde el vano
donde los pliegues de la recia púrpura
ocultan la impudicia de las máquinas
—tan útiles, es cierto—, el abandono
de los grandes telones que han colgado
como pájaros muertos en el polvo; avanza
desde la sombra y haz tu reverencia
como si nunca fueses a volver.


2

Estás en medio de la luz: enfrente
se abre el enorme golfo de tinieblas
donde hay alguien sin duda que te acecha
con sus mil ojos ávidos. A veces
lo oirás toser, reír como a hurtadillas,
estornudar quizás, estremecerse; nunca
lo vas realmente a ver. Inclínate,
pues, como caña al viento: pero cuida
bien el dibujo de la curva: todo
es arte al fin.


3

                               Y ahora,
¿qué vas a hacer? Te has escapado
definitivamente a mis desvelos, y casi
como si fuese yo también el leviatán sombrío
te miro ir y venir sobre las tablas, pero
con una irrestañable aprensión.
                                      ¿Estás seguro
del peso justo de las bolas
que libraste a los aires?
                        Y los peces,
quizás juzgaste mal su humor extraño
y cambien luego de color.
                        Desastres,
minúsculas catástrofes, quién sabe
qué más.
                       (El invisible
no tuvo ayer piedad.)


4

                                   Pero mañana,
cuando las viejas barran a conciencia
el poco de hoy que queda en las colillas
por todo el ancho espacio desolado
donde no hay nadie nunca: ¿importará
el trueno de la gloria o el silencio
del papel arrugado en una esquina
bajo el polvo de ayer? Nadie lo sabe.
                         Y sin embargo,
es necesario hacerlo todo bien.                              



De: Los días de tu vida



ELISEO DIEGO






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