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Amor y orgullo

Los negros cabellos
al viento tendidos,
los ojos hundidos,
marchita la tez,
hoy llora humillada
la hermosa María,
ejemplo algún día
de altiva esquivez.
Su pecho acongoja
profundo quebranto,
no alivia su llanto
su acerbo dolor;
que en triste abandono
su amante la deja,
de bronce a su queja,
de hielo a su ardor.
El alba tres veces
ha visto su pena,
la luna serena
tres veces también;
y lenta una hora
tras otra ha seguido,
sin que haya traído
ninguna su bien.
Ni un punto la noche
sus ansias sosiega;
que el sueño le niega
su efímera paz:
insomne a los vientos
les cuenta su historia...
Guardo mi memoria
su canto fugaz.


De: Coplas en el cementerio

Selección: Guido Ferrer


GERTRUDIS GÓMEZ DE AVELLANEDA




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