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Lo más difícil de contar

No encuentro resignación en la fe, ni en la alegría de los alimentos litúrgicos.

Morirse es fácil y lamentar lo inevitable puede ser una banalidad para frívolos.

Las hazañas humanas tan raras como perdonar desaparecieron de mis límites, y ahora solo encuentro un montón de palabras secas regadas por pastorcitos en campos baldíos, o lo que es peor, en espíritus áridos y desplazados hacia la izquierda donde el sol se pinta de rojo y florecen las pasiones, los dolores, y claro, las dudas. Las dudas tuyas y las mías.


De: La segunda piel


MARCO ANTONIO VALENCIA CALLE




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