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Vehículo

Polvo. Detrás de la cortina, entre los equipajes,
tosió un Niño de diez años:
-Qué tos más desgarradora e incoercible- comentó acto
seguido con voz argentina.

Remontos aún los pinchos ya candentes de la ciudad
          Declaró el maestro:
-No dudo de que este Niño, elapsando el tiempo preciso
          para su formación,
alcance la soñada eminencia.
                              Tendiendo los brazos a la cortina:
-Verás, Niño, cómo merced a un sincero afán de
          formalización, usando kets y bras, los teoremas
          fundamentales de la mecánica cuántica-

Los ocupantes de la carretera se fueron animando;
renacía la conversación, alicaída por horas.
Cada quien fue exponiendo con llaneza su punto de
vista. El occidente más cerca siempre.
Con la mandíbula descolgada hacia un lado;
el Niño asomó la cabeza para escuchar (cf. "enseñar
          deleitando").
Los últimos compases se perdieron entre el fragor de
          las ruedas sobre la calle del Empedradillo.

-Toda ventana encendida sugiere una dicha. Un hogar
          apacible y una familia numerosa, de ojos redondos,
          sin blanco casi, mirándose unos a otros en silencio,
sentados en camisón malva a la mesa.



Selección: Eduardo Milán y Ernesto Lumbreras


GERARDO DENIZ




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