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La oración

Y la Madre reprendió al niño, y dijo
qué haces que no velas el cadáver
y él puso su boca en aquel falo, y
sorbió lentamente como de un alimento
porque el muerto ese era el incienso
que purificaba los
sabidos hedores del teatro, su
turbia agonía de modo que al crepúsculo la madre repetía
de golpe despertando del sueño Hijo mío ve y mira
al fondo para saber si duerme o si nos piensa
y no te olvides nunca de velar el cadáver:
que nos absuelva, dile, que hemos vivido mucho
y tropezamos ya con los muebles, y el alma está
podrida, y huele
demasiado, demasiado: ve y mira si nos piensa
y el hijo sorbía de aquel ano abierto.


De: Last River toguether, 1980


LEOPOLDO MARÍA PANERO




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