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La Resucitada


                    A Miguel Barnet,
                    Que me trajo de nuevo
                    A Dulce María Loynaz


La dama estaba allí, entre los leones
De su mansión acaso imaginada.
Era quizás la imagen más sagrada
De todas esas áureas invenciones.

Se cerraron un día sus salones,
Porque bastaba sólo su mirada
Para que se quedaran a la entrada
Revoluciones y revelaciones.

Estuvo aquí la dama, reposando
Como después de un viaje fatigoso,
Como en la víspera de un nuevo viaje.

Sonreía tal vez sin saber cuándo.
Y pudo más la sien de su reposo
Que toda la agonía del oleaje.





(Selección: Carmen González Huguet)


DAVID ESCOBAR GALINDO




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