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La madre

Una que sin rubor
ni tregua lame el mundo
el ácido salobre amargo y siempre
y es una y una y una
madre nocturna donde fuera y nadie
se arrastra aúlla aúlla cruza a ciegas
la brasa el hormiguero con su mano
llena de leche y lástima empujando
la piedrapiedra el enmohecido cristo
de hiel y nieve y duramente sola
ella adorando la espinada y la fría
de arena sin edad caída ella
mortal pero con hojas mírala
ahogándose comiéndose a sí misma
como un alambre como un hueso como
una raíz la veo
ya escarbando ya abriéndose la cara
o más allá donde la lluvia donde
no puede más y puede con su lengua
su uña tan vieja y tan como azucena
ella besando el desastroso suelo
y el ay del tristetriste.



De: Mundo a la vez


ALVARO FIGUEREDO




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