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Los hombres (XIV)

Qué lejos, lejos, lejos continuamos,
nos alejamos de las duras máscaras
erigidas en pleno silencio y nos iremos
envueltos en su orgullo, en su distancia.

Y para qué vinimos a la isla?
No será la sonrisa de los hombres floridos,
ni las crepitantes caderas de Ataroa la bella,
ni los muchachos a caballo, de ojos impertinentes,
lo que nos llevaremos regresando:
sino un vacío oceánico, una pobre pregunta
con mil contestaciones de labios desdeñosos.







De: La rosa separada
Uno de los ocho poemarios inéditos
que Neruda dejó al morir


PABLO NERUDA




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