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Las aguas del inicio

Nunca fueron las aguas el principio.
En el principio la materia ardía,
la luz, el rayo, la palabra muda,
la remota tortuga de los siglos
surcando sus dominios sin comienzo.
La tierra fue un hallazgo de ternura
en medio del espacio y los volcanes.
La vida se gestaba entre los átomos
como una forma de energía cualquiera:
siglos y siglos sobre los escombros
hicieron transformar la vida en Hombre.
De las especies más atormentadas
devino el hombre de los cataclismos
por mares de profundas mutaciones
a poblar la cintura de la tierra.
El hombre es anterior a Jesucristo
y primero que Dios en los espacios.
Robó el fuego a la piedra, con su entraña
fabricó el hacha y persiguió venados.
Con sus manos deshizo las tinieblas,
toco el rostro del miedo y los sollozos
y llamó por su nombre a cada cosa:
lanza para cazar los animales,
lluvia para el dominio de la fruta,
cincel para acosar la dura piedra
y perseguir el llanto en los sepulcros.
En sus manos crecieron los dolores
pero también profundas alegrías
porque aún antes de Dios en los altares
el hombre estuvo lento en la tristeza
y estuvo en la tristeza con su arado.






De: Las voces del dolor que trajo el alba, 1958
Selección: Emma Gómez
Crítica literaria




PEDRO RIVERA




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