Versión castellana
Esto es lo que escribo: En mil quinientos cuarenta y uno fue la primera llegada de los Dzules, de los extranjeros, por el Oriente. Llegaron a Ecab, así es su nombre. Y sucedió que llegaron a la Puerta del Agua, a Ecab, al pueblo de Nacom Balam, en el principio de los días de los años del Katún Once Ahau. Quince veintenas de años antes de la llegada de los Dzules, los Itzáes se dispersaron. Se abandonó el pueblo de Zaciahtun, se abandonó el pueblo de Kinchil Coba, se abandonó Chichén Itzá, se abandonó Uxmal y, al sur de Uxmal, se abandonó Kabah, que así es su nombre. Se abandonaron Zeye, y Pakam, y Homtun, el pueblo de Tixcalomkin y Ake, el de las puertas de Piedra.
Se abandonó el pueblo Donde Baja la Lluvia, Etzemal, allí donde bajó el hijo del todo Dios, el Señor del cielo, el Señor-Señora, el que es Virgen Milagrosa. Y dijo el señor: "Bajen los escudos chimallis de Kinich Kakmo". Ya no se puede reinar aquí. Pero queda el Milagroso, el Misericordioso. "′Bájense las cuerdas, bájense los cintos caídos del cielo. Bájese la palabra caída del cielo." Y así hicieron reverencia de su Señorío los otros pueblos, así se dijo, que no servían los Señores dioses de Emal.
Y entonces se fueron los grandes Itzáes. Trece veces cuatrocientas veces cuatrocientos millares y quince veces cuatrocientas veces cuatrocientos centenares vivieron herejes los Itzáes. Pero se fueron y con ellos sus discípulos, que los sustentaban y que eran muy numerosos. Trece medidas fue Iximal y a la cabeza de la cuenta de los de Iximal hubo nueve almudes y tres Oc. Y los hijos del pueblo fueron con sus dioses por delante y por detrás.
Su espíritu no quiso a los Dzules ni a su cristianismo. No les dieron tributo ni el espíritu de los pájaros, ni el de las piedras preciosas, ni el de las piedras labradas, ni el de los tigres, que los protegían. Mil seiscientos años y trescientos años y terminaría su vida. Ellos sabían contar el tiempo, aún en ellos mismos. La luna, el viento, el año, el día: todo camina, pero pasa también. Toda sangre llega al lugar de su reposo, como todo poder llega a su trono. Estaba medido el tiempo en que se alabaría la grandeza de Los Tres. Medido estaba el tiempo de la bondad del sol, de la celosia que forman las estrellas, desde donde los dioses nos contemplan. Los buenos señores de las estrellas todos ellos buenos.
Ellos tenían la sabiduría, lo santo, no había maldad en ellos. Había salud, devoción, no había enfermedad, dolor de huesos, fiebre o viruela, ni dolor de pecho ni de vientre. Andaban con el cuerpo erguido. Pero vinieron los Dzules y todo lo deshicieron. Enseñaron el temor, marchitaron las flores, chuparon hasta matar la flor de los otros porque viviese la suya. Mataron la flor del Nac-xit Xuchit. Ya no había sacerdotes que nos enseñaran. Y así se asentó el segundo tiempo, comenzó a señorear, y fue la causa de nuestra muerte. Sin sacerdotes, sin sabiduría, sin valor y sin vergüenza, todos iguales. No había gran sabiduría, ni palabra ni enseñanza de los señores. No servían los dioses que llegaron aquí. ¡Los Dzules sólo habían venido a castrar al Sol! Y los hijos de sus hijos quedaron entre nosotros, que sólo recibimos su amargura.
Versión maya
Helel dzibnahen ti yaabil mil quinientos quarenta y uno años yax ulci dzulob ti lakin, Ecab u kaba. Tu yabil uchci u kuchulob tu hol haa Ecab, tu cahal Nacom Balam, tu yax chun u kinil u hábil u katunil Buluc Ahau Katun. Ca paxob Ah Itzaob hoolhun kal haab u talel yulil dzulob. Ca paxi cah Zaclahtun, ca pachi cah Kinchil Coba, ca paxi cah tu Chich′en Itzam, ca paxi cah tu xax Uxmal, tu nohol cah Uxmal, ci bin u kaba, y Kaba. Paxi cah Zeye, y Pakam, y Homtun, ti cah Tixcalomkin, y Ake, Holtun Ake.
Paxi cah Emal Chac, Etzemal ti emi yixmehen hahal Kui, u yuumil caan, ixahau, ix zuhuy ix mactzil. Ca yalah ahau: "Emom chimal Kinich Kakmo". Ma paat ti ahaulil uaye. Uay ti pati ix mactzil, ix dzayatzil. "Emom zum, emom tab, tal ti caan. Emom u than, tal ti caan." Lay cicuntabi yahaulili turnen u chucán cahob, ca yalahob, ma pati yahaulilob Emal.
Catun bin noh Ah Itzaob lae. Oxlahun bak u bakal u picilob, catac holhun bak a bakal u hokalili u nucteelob, heregesob, Ah Itzaob. Hetun bini yah tzenulteob xan numbilob bin tu pachob tzenticob lae. Oxhunppiz bin yiximal u pol u cuentailob catac bo-lonpiz almud catac ox oc yiximalob. Yab ix mehen cahob bin u ah uay tanililob tu pachob xan.
Mat yoltahob u paktob dzulob; ma u kat cristianoilob. Ma yolta hob u bot patán ah uayom ch′ich′ob, ah uayob tunob, ah uayom ziniltunob, ah uayom balamob, ox uayahob. Can bak hab u xul u cuxtalob catac holhun ka] hab yan cataci tu xul u cuxtalob turnen yohelob u ppiz kinob tubaob. Tuliz u, tuliz hab, tuliz kin, tuliz akab, tuliz ik cu ximbal, tuliz kik xan tu kuchul tu uayob, tu poo-poob, tu dzamob. Ppiz u canticob yutzil oraob, ppiz u caxanticob yutzil kin latuppiz yilicob yocolob utzul ekob tu yahualil, tan u ppix-ich-tieob yocolob yahaulil utzul ekob. Utz tun tulacal.
Catun u takbez yalob tu cuxolalob yan. Manan tun keban tu santo okolalob yan u cuxtalob. Manan tun ch′apahal, manan tun chi-bil bac tiob, manan tun dzam chacuil tiob, minan tun xpomkakil tiob, minan tun elel tzemil tiob, minan ya nakil tiob, minan tun tzentzem cimil tiob, minan chibil pol tiob. Tzolombil tun u bin u uinicilob. Ma bay tun u mentah dzulob ti uilob lae. Zubtzilil utal zahob ca talob. Ca cuxhi yol nicte; cuxhi tun yol tu nicteob Nac-xit Xuchit tu nicte u lakob. Minan tun yutz kinob yetzahob toon. La y u chun cakin xec, cakin xec, cakin ahaulil; lay ix u chun cimil toon xan. Manan yutz kin ton xan, minan cuxolal toon. Tu xul ca zatmail ilil y zubtalil ellahom tulacal. Minan nohoch can, minan yahau than, minan ahau can ti lay u hel ahauoob ti uilob lae. Tzuc cep ah kinil cu talel u mentabal ti telae turnen dzulob. Catun tu ppatahob yal u mehenob uay Tancah lae. Lay tun kamicob u numyaliob, uchci u chibil lay dzulob lae.
Nota: El Chilam Balam de Chumayel fue escrito en lengua maya yucateca y compilado por Juan José Hoil, del pueblo de Chumayel, en 1782. De él Voz Viva UNAM ha seleccionado tres textos: el primero, habla de los españoles o Dzules con la opinión que de ellos y los cristianos tenían los mayas, al menos algunos de ellos. El segundo, habla del origen y principio de los Itzes, y el tercero, de la creación del tiempo, del uinal o mes, del principio de la cuenta de los días.
El Chilam Balam de Chumayel ha sido publicado íntegramente dos veces, en castellano por Antonio Mediz Bolio (1930), y en inglés por Ralph L. Roys (1933). Aquí utilizamos la versión maya publicada por Roys y una versión castellana preparada por Voz Viva UNAM.