Cuando te acuerdes de mi cuerpo y no puedas dormir y te levantes medio desnuda y camines a tientas por tus habitaciones borracha de estupor y de rabia en algún lugar de la Tierra yo andaré insomne por algún pasillo careciendo de ti toda la noche oyéndote ulular muy lejos ...
La prisa despareja con que miro tu piel la premura apretada con que altero tu cuerpo y este desasosiego en que empapo mi lengua para hablarle a tu carne y lamer a tu voz son como ávidas gotas de estaño compasivo que busca aminorar las grietas de la muerte La planta de la edad ...
Del árbol de los tiempos nos hemos desprendido bajo todo un sistema de galaxias de años; y ahora estamos mirándonos y nos vemos extraños igual que dos océanos que se hubieran unido; hemos viajado tanto, es tan hondo el misterio de coincidir, y amarse, desde vías tan remotas; ...
El bien irreparable que me hizo tu belleza y la felicidad que se llevó tu piel son como dos avispas que tengo en la cabeza poniendo azufre donde consevaba tu miel. ¡Cambió tanto la cena! Botijas de tristeza en vez de vasos de alba tiene hoy este mantel y aquel fervor, ...
Sé involuntaria. Sé febril. Olvida sobre la cama hasta tu propio idioma. No pidas. No preguntes. Arrebata y exige. Sé una perra. Sé una alimaña. Resuella busca abrasa brama gime. Atérrate, mete la mano en el abismo. Remueve tu deseo como una herida fresca. Piensa o musita o grita. ...
Mientras desciende el sol, lento como la muerte, observas a menudo esa calle donde está la escalera que conduce a la puerta de tu guarida. Dentro se encuentra un hombre pálido, cumplida ya, remota la mitad de su edad; fuma y se asoma hacia la calle desviada; ...
He querido expresarme Toda mi vida he querido expresarme. No tengo otro destino, otro afán, otra ley. Fui actos sucesivos y el olvido que destilaban los corroía a ellos ya mí. Sobre los actos fui palabras y ellas buscaban una lumbre que no me calentaba a mí. Palabras y actos ...
Si tú me abandonaras te quedarías sin causa como una fruta verde que se arrancó al manzano, de noche soñarías que te mira mi mano y de día, sin mi mano, serías sólo una pausa; si yo te abandonara me quedaría sin sueño como un mar que de pronto se quedó sin orillas, me extendería ...
Cuando me tienda en la vejez como en un mal cerrado sepulcro maldeciré tu nombre Sólo porque esta noche enajenado y absorto en tu cuerpo he deseado que fueras eterna y no sabía si pegarte o llorar.
Carezca yo de ti y al infortunio suceda la desgracia y a la desgracia el cataclismo y a todo ello asistiría con el desinterés de un muerto. Estés conmigo tú y por cada brizna de dicha que pretendan arrebatarnos avanzarían desde mi corazón espléndidos ejércitos de odio. Tú puedes ser ...
Y yo qué sé lo que es el amor! Interrogué a mi corazón y sus respuestas fueron variables Pregunté a los amantes y sólo obtuve cinismo o aullidos Exploré mi cerebro y hallé odio y esperanza vagas letras escritas en el mar innombrable de la vida ¡Y yo qué sé lo que es...
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