| A Francisco Salinas (Oda III) |
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Catedrático de Música de la Universidad de Salamanca El aire se serena y viste de hermosura y luz no usada, Salinas, cuando suena la música estremada, por vuestra sabia mano gobernada. A cuyo son divino el alma, que en olvido está sumida, torna a cobrar el tino y memoria perdida ... |
| A la ascensión |
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Y dejas, Pastor santo, tu grey en este valle hondo, escuro, con soledad y llanto; y tú, rompiendo el puro aire, te vas al inmortal seguro? Los antes bienhadados y los ahora tristes y afligidos, a tus pechos criados, de ti desposeídos, ¿a dó convertirán ya sus sentidos? ¿Qué mirarán... |
| Al salir de la cárcel |
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Aquí la envidia y mentira me tuvieron encerrado; dichoso el humilde estado del sabio que se retira de aqueste mundo malvado, y con pobre mesa y casa, en el campo deleitoso con sólo Dios se compasa, y a solas su vida pasa, ni envidiado ni envidioso. |
| Noche serena (Oda VIII) |
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Cuando contemplo el cielo de innumerables luces adornado, y miro hacia el suelo de noche rodeado, en sueño y en olvido sepultado, el amor y la pena despiertan en mi pecho un ansia ardiente; despiden larga vena los ojos hechos fuente; Loarte y digo al fin con voz doliente: quotMorada ... |
| Noche serena (Oda VIII) |
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Cuando contemplo el cielo de innumerables luces adornado, y miro hacia el suelo de noche rodeado, en sueño y en olvido sepultado, el amor y la pena despiertan en mi pecho un ansia ardiente; despiden larga vena los ojos hechos fuente; Loarte y digo al fin con voz doliente: ... |
| Vida retirada (Oda I) |
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¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal ruido, y sigue la escondida senda, por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; Que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio moro, en jaspe sustentado! ... |
| Vida retirada (Oda I) |
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¡Qué descansada vida la del que huye del mundanal rüido, y sigue la escondida senda por donde han ido los pocos sabios que en el mundo han sido; que no le enturbia el pecho de los soberbios grandes el estado, ni del dorado techo se admira, fabricado del sabio Moro, ... |
| Virgen, que el sol más pura... |
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Virgen, que el sol más pura, gloria de los mortales, luz del cielo, en quien la piedad es cual la alteza: los ojos vuelve al suelo y mira un miserable en cárcel dura, cercado de tinieblas y tristeza. Y si mayor bajeza no conoce, ni igual, juicio humano, que el estado en que estoy por culpa ajena, ... |
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