EDUARDO CARRANZA | |
Pensar en ti es azul, como ir vagando por un bosque dorado al mediodía: nacen jardines en el habla mía y con mis nubes por tus sueños ando. Nos une y nos separa un aire blando, una distancia de melancolía; yo alzo los brazos de mi poesía, azul de ti, dolido y esperando. Es como un horizonte ... | |
Un domingo sin ti, de ti perdido, es como un túnel de paredes grises donde voy alumbrado por tu nombre; es una noche clara sin saberlo o un lunes disfrazado de domingo; es como un día azul sin tu permiso. Llueve en este poema; tu lo sientes con tu alma vecina del cristal; ... | |
Te llamarás silencio en adelante. Y el sitio que ocupabas en el aire se llamará melancolía. Escribiré en el vino rojo un nombre: el tu nombre que estuvo junto a mi alma sonriendo entre violetas. Ahora miro largamente, absorto, esta mano que anduvo por tu rostro, que soñó ... | |
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A veces cruza mi pecho dormido una alada magnolia gimiendo, con su aroma lascivo, una campana tocando a fuego, a besos, una soga llanera que enlaza una cintura, una roja invasión de hormigas blancas, una venada oteando el paraíso jadeante, alzado el cuello hacia el éxtasis, ... | |
Eres como la luz alta y delgada. Como el viento eres clara sin saberlo. Vacila tu actitud como la tarde suavemente inclinada sobre el mundo. Eres hecha de sueños olvidados y te olvido de pronto, como a un sueño; mi corazón te busca como el humo busca la altura y hacia ella muere. ... | |
Todo está bien: el verde en la pradera, el aire con su silbo de diamante y en el aire la rama dibujante y por la luz arriba la palmera. Todo está bien: la frente que me espera, el agua con su cielo caminante, el rojo húmedo en la boca amante y el viento de la patria en la bandera. ... |