ALFONSO ORANTES | |
A Paco Figueroa Errante, sin moverme, en mi desierto le hallé sin encontrarle. Su presencia es el propio trasunto de la ausencia envuelta en las verdades de lo incierto. Pasa quedando. Cierra y deja abierto. Es el solo poder de la impotencia y su existir, la pura inexistencia en la perpetuidad ... | |
anófeles romántico aquella noche trompetillaba el mismo cántico; a la vulgar blancura del burgués plenilunio consonante dió junio el poeta aburrido del monótono ruido y del mismo indumento de novia sin himeneo del cursilón paisaje, siente profusa fovia y como una protesta se desgarra ... | |
Mujer y ángel que en lo femenino De lo corpóreo que hay en tu existencia, Anticipa a mi opaca inteligencia Cómo está conformado un ser divino. Fruto de la poesía, flor y trino, Pureza niña, de lo niño esencia, Que mostrando celeste consistencia Designio astral oculta en su destino. ... | |
Ella se puso ante mis ojos. Fué uno de esos días que iba cantando en mi la vida una canción de adolescencia. Ambos temblábamos como niños ciegos por un deslumbramiento. En nuestras bocas las sonrisas fueron mensajes de esperanza. En nuestros ojos las miradas ... | |
Cuando sonríe toda la gracia está en su boca y la alegría como una fiesta entre sus ojos. Hay en su voz Estallar de gorjeos infantiles Entre inflexiones de ternura maternal. Su risa, Ejercicios de fuga de íes Entre dos disonancias de rubíes. Son como golosinas, en la suavidad ... | |
y los moluscos reminiscencias de mujeres Rubén Darío. Pequeño monstruo. Del placer la gruta Íntima. Ventanal del Cielo. Foso Revelador de infierno milagroso. Isla, molusco, monte, flor y fruta. Perdido ya el Edén, mínima ruta Para su hallazgo. Surco misterioso De recuerdo y olvido. ... | |
Integrar cuanto hayamos destrozado; hallarnos entre todo lo perdido. Volver a ser el niño que hemos sido y recordar cuanto hemos ya olvidado. Devolver lo que habiendo atesorado hemos arrebatado o adquirido; tornar certeza aquello fementido y afirmarnos en todo lo negado. ... | |
Iluminaste mi existencia llenando el arca vacía de mi corazón. Me abrieron tus ojos las puertas de lo eterno y el secreto de la vida me lo dijo tu boca. No vayas a dejarme abandonado en medio de la dicha. | |
De pronto, al mirarla a la cara era ojos, solojos. Sus dos ojos eran globos cristalinos que al fundirse en uno se hacían una sola esfera de cristal. Que sol ni que luna, ni que estrellas. Ella era solojos. (De: Golondros) (Selección: María Cristina Orantes) | |
Ahora que padeces por la espina que tenías clavada entre la rosa de tu vida de niña prodigiosa y sabes la verdad que se avecina. Ahora que tu espíritu se afina para cambiarte en forma milagrosa, no te herirá, porque será infructuosa, la envidia y lo dañado de la inquina. ... |