CINTIO VITIER | |
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Vienes menos cada vez, huyes de mí, o es que estamos entrando en tu silencio el pedregal, la luz y ya tenemos poco que decirnos? Pero ese poco, ¿lo diremos nunca? pero ese poco, ¿qué es? ¿Será el alimento de los ángeles, lo que le falta al sol, la muerte? No digas nada tú... | |
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Si vieras en qué playa te he querido y en qué estrella te ocultas invencible, qué acentos de mi voz has escogido, hasta dónde te hunde lo imposible desde mi sueño al tuyo melodioso como una clara ola que me inunda. Cruzáramos los dos el negro foso de la tierra y el mar que nos... | |
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Este libro no es tanto de poesía como de conciencia. Sus versos resultan duros y desabridos pero dicen la verdad de mi corazón cambiante y una como profunda luz de agosto. Ya no vale la pena escribir una línea que no sea completa, aunque después resulte poca, la verdad. La poesía no... | |
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Puedo ser polvo en el polvo y alzarme como la luz con esto me bastaría si no me miraras tú. Puedo estar vivo en una tarde, muerto por la eternidad. ¡Ah, que feliz yo sería si no fuera tu mirar! Si no fuera tu pedir a mi puerta una limosna que oculta fiesta en mi casa, que lecho dulce de sombras... | |
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Detrás de él va un niño que lleva un suéter rojo que va detrás de un viejo que tiene un sombrerito, detrás de una señora con una saya azul, que va detrás de un perro que va detrás de un coro de marineros rusos, detrás de una muchacha públicamente hermosa, que va detrás de un ciego... | |
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Vuelve la tarde cuando el niño polvoriento se echa al río y suena su peso en las nubes como un fresco morado distinto que abre suavemente los ojos de la mujerzuela sentada huesuda y eterna en el parque. Dónde estará mi sombrero, pregunta con el único zapato interrogante que tiene, y... | |
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Después del aromático aguacero ya no iremos por dulce a la bodega, ni saldremos corriendo hasta la sombra morada del caimito cariñoso... Ya nunca volveremos confundidos en el áureo sofoco de la risa a batirnos con suaves espadones, bajo el gotear ligero de los mangos... | |
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Estás haciendo cosas: música, chirimbolos de repuesto, libros, hospitales, pan, días llenos de propósitos, flotas, vida, con tan pocos materiales. A veces se diría que no puedes llegar hasta mañana, y de pronto uno pregunta y sí, hay cine, apagones, lámparas que resucitan, calle... | |
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Queríamos vivir ocultos, ser harapientos héroes, usar el idioma como un trapo tenebroso que esconde la joya más ardiente. Queríamos arroparnos en la nada de nuestra creación y calentarnos con un orgullo que se perdía en risa por el túnel giboso de la jerigonza, frente al todo... | |
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Esta mesa que construyó mi abuelo para mi padre joven, guarda cosas dispersas de mi alma, versos, prosas, fragmentos de ilusión y desconsuelo. Toco sus pobres tablas, el abuelo ahora soy yo para otro niño, rosas tuvo mi madre joven, misteriosas, las nubes pasan en sereno vuelo. Mi... | |
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Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche ... | |
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No me pidas falsas colaboraciones, juegos del equívoco y la confusión: pídeme que a mi ser lo lleve hasta su sol sangrando. No me pidas firmas, fotos, créditos para un abominable desarrollo de la doblez: pídeme que estemos como hermanos abriéndonos el corazón hasta la muerte. No... | |
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Cito textualmente las estrellas y el hogar complejo de la naranja herida. Diminuta es la luz en que el buey se esconde lejos del ave, asoleando eternamente las estuidosas manos del guajiro, sus diez uñas sonoras de cavar el viento. Dónde estuve, qué es esto, qué era tanto... | |
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En aquella ciudad morada y mustia los mulos del carbón, los níveos pescadores escanciaban la forma serena de mi angustia, iniciaron el fúnebre ajedrez de sus rumores. Era mi vida un sueño confuso de hondos seres, los ojos inflexibles de ilusión se me abrían a beberle... | |
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Esto hicieron otros mejores que tú durante siglos. De ellos dependía tu sensación de libertad, tu camisa limpia y el ocio de tus lecturas y escrituras. De ellos depende todo lo que te parecía natural como ir al cine o estar triste, levemente. Lo natural, sin embargo, es el fango, el... | |
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Pero si al cabo vienes, despojada de tus flores nupciales, a la hora en que el mundo hasta el fondo se desdora y la ceniza cubre a la mirada; pero si entonces, con la boca helada del ocaso postrero que devora toda ilusión, fatal coronadora, al oído me dices: soy la nada, te daré... |