GERARDO DIEGO | |
¿Adónde va, cuando se va, la llama? ¿Adónde va, cuando se va, la rosa? ¿Adónde sube, se disuelve airosa, hélice, rosa y sueño de la rama? ¿Adónde va la llama, quién la llama? A la rosa en escorzo ¿quién la acosa? ¿Qué regazo, qué esfera deleitosa, qué amor de Padre la alza y la reclama? ... | |
Déjame hacer un árbol con tus trenzas. Mañana me hallarán ahorcado en el nudo celeste de tus venas. Se va a casar la noviadel marinerito. Haré una gran pajarita con sus cartas cruzadas.Y luego romperéla luna de una pedrada. Neurastenia, dice el doctor. Gulliver ha hundido ... | |
Enhiesto surtidor de sombra y sueño que acongojas el cielo con tu lanza. Chorro que a las estrellas casi alcanza devanado a sí mismo en loco empeño. Mástil de soledad, prodigio isleño; flecha de fe, saeta de esperanza. Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza, peregrina al azar, mi alma sin dueño. ... | |
Entre tantas dudosas certidumbres que me mienten, halagan los sentidos, Tú, callado y sin nubes, tan desnudo, tan transparente de ternura y trigo ¿qué me quieres decir labios sellados desde tu oculto y cándido presidio? ¿Qué me destellas, ay, qué me insinúas, qué me quieres, Amor, Secreto mío? ... | |
Sentado en el columpioel ángelus dormita Enmudecen los astros y los frutos Y los hombres heridos pasean sus surtidores como delfines líricos | |
A Eusebio Oliver Qué claridad de playa al mediodía, qué olor de mar, qué tumbos, cerca, lejos, si, entre espumas y platas y azulejos, Venus renace a la mitología. Concha de porcelana, el baño fía su parto al largo amor de los espejos que, deslumbrados, ciegos de reflejos, ... | |
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Apoya en mí la cabeza, si tienes sueño. Apoya en mí la cabeza, aquí, en mi pecho. Descansa, duérmete, sueña, no tengas miedo, no tengas miedo al mundo, que yo te velo. Levanta hacia mí los ojos, tus ojos lentos, y ciérralos poco a poco conmigo dentro; ciérralos, ... | |
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¿Quién dijo que se agotan la curva el oro el deseo el legítimo sonido de la luna sobre el mármol y el perfecto plisado de los élitros del cine cuando ejerce su tierno protectorado? Registrad mi bolsillo Encontraréis en él plumas en virtud de pájaro migas en busca de pan dioses apolillados ... | |
Tú y tu desnudo sueño. No lo sabes. Duermes. No. No lo sabes. Yo en desvelo, y tú, inocente, duermes bajo el cielo. Tú por tu sueño y por el mar las naves. En cárceles de espacio, aéreas llaves te me encierran, recluyen, roban. Hielo, cristal de aire en mil hojas. No, no hay vuelo que acerque hasta ti ... | |
A Eduardo Casanueva Descalza por la mar, la primavera llega, racha de sal, para que vueles, niña feliz de cañas y papeles con la trenza ondulante y onceañera. Alta la brisa va, alta y ligera la cometa. Qué lindos sus cuarteles de angélicos y exágonos broqueles y qué airosa en el cielo ... | |
Giralda es prisma puro de Sevilla nivelada del plomo y de la estrella, molde en engaste azul, torre sin mella, palma de arquitectura sin semilla. Si su espejo la brisa en frente brilla no te contemples -¡ay, Narcisa!- en ella; que no se mude esa tu piel doncella, toda naranja al sol ... | |
A Manuel Machado Están todas También las que se encienden en las noches de moda Nace del cielo tanto humo que ha oxidado mis ojos Son sensibles al tacto las estrellas No sé escribir a máquina sin ellas Ellas lo saben todo Graduar el mar febril y refrescar mi sangre con su nieve infantil ... | |
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Río Duero, río Duero, nadie a acompañarte baja: nadie se detiene a oír tu eterna estrofa de agua. Indiferente o cobarde, la ciudad vuelve la espalda. No quiere ver en tu espejo su muralla desdentada. Tú, viejo Duero, sonríes entre tus barbas de plata, moliendo con tus romances ... | |
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Era ella Y nadie lo sabía Pero cuando pasaba los árboles se arrodillaban Anidaba en sus ojosel ave maría y en su cabellera se trenzaban las letanías Era ella Era ella Me desmayé en sus manos como una hoja muertasus manos ojivales que daban de comer a las estrellas Por el aire ... | |
Déjame acariciarte lentamente, déjame lentamente comprobarte, ver que eres de verdad, un continuante de ti misma a ti misma extensamente. Onda tras onda irradian de tu frente y mansamente, apenas sin rizarte, rompen sus diez espumas al besarte de tus pies en la playa adolescente. ... | |
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Ya sólo existe una palabra: tuya. Ángeles por el mar la están salvando cuando ya se iba a hundir, la están alzando, calentando en sus alas, ¡aleluya! Las criaturas cantan: -Aunque huya, aunque se esconda a ciegas sollozando es tuya, tuya, tuya. Aunque navegando se borre, ... | |
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Albert Samain diría Vallejo dice Gerardo Diego enmudecido dirá mañana y por una sola vezPiedra de estupor y madera dulce de establo querido amigo hermano en la persecución gemela de los sombreros desprendidos por la velocidad de los astros Piedra de estupor y madera ... | |
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