MATILDE ALBA SWANN | |
Quiero huir de tu lástima, y tropiezo con mis zarzas de miedo y con mi nido de alegrías dormidas, y desgarro. Has tendido tu sonrisa en piedad a mi costado, y te quedas a mirarme ceder, sombra inclinada como un tronco crujido de castigos. Tus dos brazos cruzados, y ya ajenos, ... | |
Desde mi ángulo diurno de cordura, no recordaba cómo, llegué flecha, a disparar del arco. Fue la herida de penetrar la noche, que me llamó a encontrarme. Se miraba mi boca en un roto cristal crecido a espejo. Con voluptuosa, medida muerte lenta, comencé, como un junco, vergonzoso ... | |
Y querer merecerme; de veras merecerme. Revisar mis dispersas escrituras, mi palabra, revisarme el sollozo, la garganta, auscultarme el latido, desollarme, revisarme las venas, las arterias. todo el complejo existencial que asumo. Revisar mi conducta, mis proyectos, lo soñado, ensoñado, ... | |
Un gris limpio, monótono, inasible, en este día de lluvia y cielo enfermo, el corazón del agua está soñando con bandadas de pájaros de vidrio, y en la rama otoñal, junta la ausencia, luces mojadas, y voces de aluminio. Hay como un gato gris rondando en torno, así de blando, así de ojo amarillo. ... | |
Y la lluvia sonríe, canta dentro del cristal que me habita y repercute sobre un suelo ya antiguo en otras lluvias, y otras tardes miradas desde lejos. Mi ventana de ver el mundo, abierta, y mi puerta a algún náufrago, descubro que no hay puertas, que nunca hubo ninguna para abrir, ni cerrar; ... | |
De un bosque donde crecen nomás cunas, mi madre cortó un columpio dulce, maduro para el tiempo primero de mi infancia. Juntó flores de luna dormidas en el agua, mi madre y me las trajo, con un azul silencio robado de algún sueño de río a ser mi canto. El viento entonces iba silbando ... | |
He de irme, dejando, mi ruego de piedad por los rincones, con mi pobre voz quebrándose y con mi cansancio, en alguna noche en que la luna llena se vuelque por mi cuarto. Silenciosamente y con la brisa última que aliente de mis labios, apagaré mi lumbre ... | |
Lluvia, hoy no te siento. Hoy no eres nada mas que agua vertical. Apenas si te escucho golpear el pavimento y llamar con tu clave sobre mi ventanal Lluvia, hoy no eres nada para mi desaliento nocturno y abismal. Cuando era niña hallaba en tu cancion un cuento, y ya en mi adolescencia ... | |
Cómo quisiera despertar cantando. Pero amanezco, en cambio, dolorida de no haberme quedado en ese espacio, en ese tiempo de morir prestada. Una isla no inscripta en ningún mapa, una célula enferma de ignorancia, un asfixiado mundo en miniatura, una avanzada humanidad triunfante, ... | |
Mínimamente y esencial, quería su hora de amor. Como Dios la suya de creación, como Luzbel la suya de maldad. Unica, que le configuraría, recién, definitivo. Terminar de hacerse, clausurar ese estar abierto, y arriesgado a cualquier final. Todavía inmaduro, todavía mera línea de puntos ... | |
El fósforo, en la temblorosa manecita sucia, enciende la hoguera de un cohete travieso.Chispas... Chispas...Chispas... conmueven las latas, y agitan y avivan la carne yacida de un suelo de sombras. Una madre mustia de trabajo y miedo, y un padre que fuma, que escupe y blasfema. ... | |
Te ofrezco la serena languidez de mi pena, la tristeza que acaso no di a nadie a mi paso. El supremo pecado En virtud sublimado. Agua clara en el jarro que es mi cuerpo de barro un ciclón hecho brisa por tu sola sonrisa. (Canción y grito, 1955) | |
No pondré mis zapatos, buen Dios, quiero que sepas, que creo en ti de veras. Tú sabes bien, si es cierto que estás en todas partes, que sin manos unidas y sin hincarme al suelo, contigo cuento siempre y en ti, vuelco mi gota de acíbar ya crecida. Te pienso un Dios pequeño, ... | |
Toda mi angustia tuvo la forma de un zapato, de un zapatito roto, opaco, desclavado. El patio de la escuela... Apenas tercer grado... Qué largo fue el recreo, el más largo el año. Yo sentía vergüenza de mostrar mi pobreza. Hubiera preferido tener rotas las piernas y entero mi calzado. ... | |
Entonces, ciega y sorda, me abrazo a la poesía. La aprieto contra el pecho, la muerdo, la trituro, me prendo a sus dos manos, hundo en ella mi grito, me aniño en su regazo, sollozo en sus rodillas, y encuentro que me acoge piadosa a su ternura, se adhiere a mi tristeza, ... | |
Necesito entonces, adherirme a la tierra, prematuramente, descalza por el campo, sentándome en los troncos quebrados y caldos, ya casi horizontales al sitio de sembrarme. Me duele esa piel ruda, vegetal, mal herida, y deslizo despacio por ella hasta la hierba. Mojo mis pies calientes en el polvo ... | |
Sueño que llueve y que me estás queriendo. Cielo en congoja, mi corazón deshace, y deshaces con él; lluvia tú mismo me transcurres lento; yo me dejo llevar por los canales inundados de hojas y de pasos y un crujido me llora desde el hueso. El mundo en selva de colores viene a espejarme ... | |
Tienes algo de montaña... A tu lado me he sentido leve y me he creído blanca. Sin reparo te he mostrado mis llagas y a tu cumbre nevada a veces traje barro, y hecha pedazos mi alma. Y he vuelto siempre limpia, y he vuelto siempre sana. Tienes algo de planta.. ... | |
Tiemble tu corazón antes de hacerlo. Vas a juzgar. No olvides, que hay un dolor de siglo en cada hombre, y una causa anterior , a lo querido. Cuando pongas tu pesa en la balanza, Suma en piedra la parte que nos toca. Suma orgullo y desprecio y abandono, suma rosas y pan ... |