JOSÉ MARÍA BLANCO WHITE | |
Te engañas, mi Dorila, si juzgas que rendido de amar sin esperanza se verá el pecho mío; que no, no es tan tirano, cual dicen, el Dios niño, y sabe aun con las ansias dar premios exquisitos. Son necios los amantes que llaman su dominio cruel, y que maldicen sus cadenas y grillos. Dorila, yo te adoro; ... | |
¡Gran Dios, cómo atormenta con crueldad sin igual, el hombre al hombre! Ya con furia violenta se arrastran al cadalso y a la hoguera; ya con malicia refinada y lenta, impiden la víctima que muera, y, pues no quiere a discreción rendirse, buscan cómo obligarla a maldecirse. ... | |
¿Adónde te hallaré, Ser Infinito? ¿En la más alta esfera? ¿En el profundo abismo de la mar? ¿Llenas el mundo o en especial un cielo favorito? ¿Quieres saber, mortal, en dónde habito? , dice una voz interna. quotAunque difundo mi ser y en vida el universo inundo, mi sagrario es un pecho ... | |
¡Gran dios, gran Dios, qué miro! El sol se sumergió, y el negro velo desarrolló la noche sobre el cielo; mas con plácido giro una hueste de estrellas se derrama por la ancha faz del alto firmamento. ¡Cual reverbera la gloriosa llama del gran Señor del día! Cual, rayos no prestados por las regiones ... |