BLANCA VARELA | |
Así debe ser el rostro de dios el cielo rabiosamente cruzado por nubes grises, violetas y naranjas y su voz el mar de abajo diciendo siempre lo mismo tan monótono tan monótono como el primer y el último día Selección: Guido Ferrer | |
| |
Perdidos en la niebla el colibrí y su amante. Dos piedras lanzadas por el deseo se encuentran en el aire. La retama está viva, arde en la niebla, habitada. | |
y de pronto la vida en mi plato de pobre un magro trozo de celeste cerdo aquí en mi plato observarme observarte o matar una mosca sin malicia aniquilar la luz o hacerla hacerla como quien abre los ojos y elige un cielo rebosante en el plato vacío rubens más cebollas más lágrimas ... | |
porque te alimenté con esta realidad mal cocida por tantas y tan pobres flores del mal por este absurdo vuelo a ras de pantano ego te absolvo de mí laberinto hijo mío no es tuya la culpa ni mía pobre pequeño mío del que hice este impecable retrato forzando la oscuridad del día párpados ... | |
| |
| |
el poema es mi cuerpo esto la poesía la carne fatigada el sueño el sol atravesando desiertos los extremos del alma se tocan y te recuerdo dickinson precioso suave fantasma errando tiempo y distancia en la boca del otro habitas caes al aire eres el aire que golpea con invisible sal mi frente ... | |
I Se fue el día, las escamas del sueño giran. Todo desciende, la noche es el tedio. En el desierto, a oscuras, temerosa del amor la ostra llora a solas. Caen las lívidas hojas de tu frente, Te alejas, negra burbuja sin destino. Se abren súbitamente mil calles, arrecifes en llamas retienen tu cuerpo ... | |
Él abre la boca es roja por dentro ella abre los ojos su córnea es blanca como la luna se está quieta la córnea luna iluminando apenas la bienamada encía adentro con silencio a boca cerrada a oscuras habitan ambos Selección: Guido Ferrer | |
Un poema como una gran batalla me arroja en esta arena sin más enemigo que yo yo y el gran aire de las palabras | |
| |
| |
Es fría la luz de la memoria lo apenas entrevisto brilla con insistencia gira buscando el casco de botella o el charco de lluvia tras cualquier puerta que se abre está la luna tan grande y plana tan fuera de lugar como si de un cuadro se tratara óleo sobre papel endurecido por el tiempo ... | |
He dejado la puerta entreabierta soy un animal que no se resigna a morir la eternidad es la oscura bisagra que cede un pequeño ruido en la noche de la carne soy la isla que avanza sostenida por la muerte o una ciudad ferozmente cercada por la vida o tal vez no soy nada sólo el insomnio ... | |
| |
Junto al pozo llegué, mi ojo pequeño y triste se hizo hondo, interior. Estuve junto a mí, llena de mí, ascendente y profunda, mi alma contra mí, golpeando mi piel, hundiéndola en el aire, hasta el fin. La oscura charca abierta por la luz. Éramos una sola criatura, perfecta, ilimitada, ... | |
juega con la tierra como con una pelota báilala estréllala reviéntala no es sino eso la tierra tú en el jardín mi guardavalla mi espantapájaros mi atila mi niño la tierra entre tus pies gira como nunca prodigiosamente bella | |
| |
| |
hoguera de silencios crepitar de lamentos por el camino de la carne sangre en vilo se llega al mundo así alumbra su blanco la tiniebla así nace la interminable coda así la mosca desova en el hilo de luz la tierra gira el ojo de dios no se detiene qué haríamos pregunto sin esta enorme ... | |
Las manos a la altura del aire a dos o tres centímetros del vacío no se mirará nada preciso la polvareda que pasa el inesperado cortejo de plumas arrancadas al vuelo la nubecilla rosada y tonta que ya no es el cierraojos y el ábrelos en la breve opacidad de una luz que no se ve ... | |
Como una moneda te apretaré entre mis manos y todas las puertas cederán y lo veré todo y la sorpresa no quemará mi lengua y comprenderé entonces el crecimiento de las plantas y el cambio de pelaje en las pequeñas crías. Hallaré la señal y la caída de los astros me probará la existencia ... | |
la muerte se escribe sola una raya negra es una raya blanca el sol es un agujero en el cielo la plenitud del ojo fatigado cabrío aprender a ver en el doblez entresaca espulga trilla estrella casa alga madre madera mar se escriben solos en el hollín de la almohada trozo de pan ... | |
| |
El ratón te contempla extasiado la araña no se atreve a descender ni unmilímetro más sobre la tierra el café es un espectro azul sobrela hornilla dispuesto a desaparecer siempre oh sí querida mía son las siete de la mañana levántate muchacha recoge tu pelo en la fotografía descubre tu frente ... | |
| |
la lentitud es belleza copio estas líneas ajenas respiro acepto la luz bajo el aire ralo de noviembre bajo la hierba sin color bajo el cielo cascado y gris acepto el duelo y la fiesta no he llegado no llegaré jamás en el centro de todo esta el poema intacto sol ineludible noche sin volver la cabeza ... | |
| |
morir cada día un poco más recortarse las uñas el pelo los deseos aprender a pensar en lo pequeño y en lo inmenso en las estrellas más lejanas e inmóviles en el cielo manchado como un animal que huye en el cielo espantado por mi | |
Nadie nos dice cómo voltear la cara contra la pared y morirnos sencillamente así como lo hicieron el gato o el perro de la casa o el elefante que caminó en pos de su agonía como quien va a una impostergable ceremonia batiendo orejas al compás del cadencioso resuello de su trompa ... | |
| |
Está mi infancia en esta costa, bajo el cielo tan alto, cielo como ninguno, cielo, sombra veloz, nubes de espanto, oscuro torbellino de alas, azules casas en el horizonte. Junto a la gran morada sin ventanas, junto a las vacas ciegas, junto al turbio licor y al pájaro carnívoro. ... | |
| |
| |
Quítate el sombrero si lo tienes quítate el pelo que te abandona quítate la piel las tripas los ojos y ponte un alma si la encuentras Selección: Guido Ferrer | |
| |
Vuelvo a contar mis dedos. (La flor helada, la desconocida cabeza que me acecha se descuelga y da voces), yo miro las paredes y sus frutos redondos y veloces, hago cálculos, sumo piedras, cenizas, nubes y árboles que persiguen a los hombres y perlas arrancadas de malignos estanques ... | |
| |
Dejé al demonio encerrado en un cajón en su pequeño lecho de crespón afuera el ángel vuela toca la puerta espera en una mano la rima como una lágrima en la otra el silencio como una espada échame de mi cuerpo son las doce sin sol ni estrellas Selección: Guido Ferrer |