CARILDA OLIVER LABRA | |
Adiós, locura de mis treinta años, besado en julio bajo luna llena al tiempo de la herida y la azucena. Adiós, mi venda de taparme daños. Adiós, mi excusa, mi desorden bello, mi alarma tierna, mi ignorante fruta estrella transitoria que se enluta, esperanza de todo por mi cuello. ... | |
Mira el retrato... ¡Fíjate bien!: en lo que tengo tras la sien hay arrebato. Y la sonrisa que por el rostro pasea, como enfermiza, es pena fea. ¿No has observado esta nariz? Es un rarísimo desliz... ¡Vaya pecado! En la garganta ya casi pura cantando canta mi sepultura. No he de ocultarte ... | |
No tiene padres, claro...Lo sé por tu indecisa manera de mirar. Lo sé por tu camisa. Eres pequeño y grande detrás de la canasta. Respetas los gorriones. Un centavo te basta. La gente va vestida por adentro de hierro. No te oyen...Has gritado dos o tres veces: ¡berro! Pasan indiferentes ... | |
Anoche me acosté con un hombre y su sombra. Las constelaciones nada saben del caso. Sus besos eran balas que yo enseñé a volar. Hubo un paro cardíaco. El joven nadaba como las olas. Era tétrico, suave, me dio con un martillo en las articulaciones. Vivimos ese rato de selva, esa salud ... | |
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Hoy te saludo brutalmente: con un golpe de tos o una patada. ¿Dónde te metes, a dónde huyes con tu caja loca de corazones, con el reguero de pólvora que tienes? ¿Dónde vives: en la fosa en que caen todos los sueños o en esa telaraña donde cuelgan los huérfanos de padre? ... | |
Rómpanme los vestidos, quítenme la locura, pulan con ese látigo mi sitio de estar sola, tráiganme los infiernos, pongan mi cama dura; no temo a los tiranos ni al cáncer ni a la ola. Déjenme sin pecado, sin sol, sin biblioteca; ya huérfana de todo no sentiré ni tedio. Escóndanme ese pan, ... | |
Entre los miedos que me ha dado tu muerte hay uno. No es el miedo a perder tus ojos de sálvame ni a que de pronto, al abrir un mueble, la ropa se te parezca. No es el miedo a que el óxido fatigue tus cuchillos, a que el tiempo apague tu último cigarro. No es el miedo a que aparezca entre mis cosas ... | |
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Entre libros te guardo casi seco, mi animal luminoso, mi demente, y tu voz que está viva sigue ausente, mi juguete sin cuerda, mi tareco. En la paz misteriosa de unos nichos sin querer ya zafarme de tu frente, alelada de amor pero impotente, te he dejado otra vez entre los bichos. Ah, mi niño de trapo, ... | |
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El mío, el importante, el que me dura; perfecto como el jueves o el verano. Éste que nunca pierdo, casi hermano, lo menos frío, la mayor dulzura. El comparable a un soplo en la cintura, y la inocente mano de mi mano; el acostado a sollozar temprano, el que tiene también de mi locura. ... | |
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Hace un año que busco la forma de mi amado. Él era joven, bueno, un poco mal hablado aunque puso una fiesta en cada palabrota. Entera la sonrisa, el alma casi rota. Los ojos con la magia lumínica del rayo, la boca como jueves romántico de mayo. Iba desnudo y diáfano por gracia de su piel; ... | |
Ése que no dejó de ser mi amante y al que le debo siempre sepultura, uno a quien nunca quise lo bastante; aquél, obra de sueño, conjetura... Alguien que jugó a nada y tuvo suerte, otro que no ha venido de la guerra, éste donde converso con mi muerte porque me lo disputa hata la tierra. ... | |
Se viste bien. Camina como nube. Tiene el jamás venciendo la mirada y un aire de paloma maltratada, de cadáver con vida se le sube. Es triste si se para junto al mar. ¡Qué silencio tan grave el de su frente! Esa muchacha, acaso diferente, escribe versos para no llorar... En cada mes alumbra ... | |
Con la blusa vacía y los ojos inmensos de soportar las lágrimas que no saben caer, llegó calladamente. Maduros y propensos, flotaron en la noche pecados sin hacer. Y yo vi sus diez dedos marchitos de agonía jugando a ser amados sobre aquel alfiler; y vi su enorme ojera morada ... | |
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La casa era como ella: un pálido juguete, y estaba limpia y triste bajo el número siete. No quiero recordarla...Me hace daño la orilla de su vestido blanco con una vieja hebilla. Allí, inocentemente, cuando abría la puerta, era un sueño borroso, una lámpara incierta: algo que le pedía ... | |
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Esos ojos de noche, tan austeros, tan pegados a mí con sus borrones, esos ojos que tú quitas y pones, esos ojos, en fin, tan maromeros ¡cómo saltan del plato a la ternura! Esos ojos de simple fantasía que se quedan sin ser el alma mía, esos ojos de pascua y fiebre pura que me tienen enferma, alucinada, ... | |
Me desordeno, amor, me desordeno cuando voy en tu boca, demorada, y casi sin por qué, casi por nada, te toco con la punta de mi seno. Te toco con la punta de mi seno y con mi soledad desamparada; y acaso sin estar enamorada me desordeno, amor, me desordeno. Y mi suerte de fruta ... | |
Mi madre es esa niña sin padre y sin muñeca que nos hizo la carne y el alma del verano. Usa vestidos serios y ya no toca el piano, pero aquí en nuestra casa ha sembrado una areca. Propietaria de todos los pañales del mundo, por jugar con nosotros se olvidó de ir a misa; y ya veis: ... | |
Muchacho loco: cuando me miras con disimulo, de arriba a abajo, siento que arrancas tiras y tiras de mi refajo. Muchacho cuerdo: cuando me tocas como al descuido la mano, a veces, siento que creces y que en la carne te sobran bocas. Y yo: tan seria, tan formalita, tan buena joven, tan señorita, ... | |
No se asusten si uso algún cometa mágico, si colecciono perros en la acera, si dulcemente arranco el caos de mi entraña; no se asusten: estoy sin tiempo para tumbas, ardo y me corono con un naipe. No se asusten por nada: simplemente recibo un heliotropo. | |
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No es el modo casual con que caminas, ni el dibujo inexacto de tu mano: es tu ruda tristeza mal vestida quien se pone de acuerdo con los astros. Cansado de nacer para los ángeles, tienes todo el dolor de la ceniza. Alarma cotidiana de mi sangre, pasajero rebelde de esta herida: sucedes ... | |
Amor, amor de aquí: pásame el brazo por la cintura. Amor, toca esta frente, di una frase vulgar, casi inocente, ríe, ríe después... Tengo un retazo de sol bajo la tela de mi hombro. Arráncalo de ahí, dáselo a un nido. Llora como si ya te hubieras ido, y cállate en el punto en que te nombro. ... | |
Se me ha perdido un hombre. Y lo busco por cifras y guitarras, por rostros y entrepisos, en el cielo, en la tierra, dentro de mí. Se me ha perdido un hombre. Y me he quedado temblando como quien no come sino polvo, como quien ya extravió la sombra. Pero no, que no, que no me ayudan ... | |
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Te borraré con una esponja de vinagre, con un poco de asco. Te borraré con una lágrima importante o un gesto de descaro. Te borraré leyendo metafísica, con un telefonazo o los saludos que doy a la ceniza; con una tos o un cárdeno minuto. Te borraré con el vino de los locos, sacándome estos ojos; ... | |
Te mando ahora a que lo olvides todo: aquel seno de nata y de ternura, aquel seno empinándose de un modo que te pudo servir de tierra dura; aquel muslo obediente pero fiero, que venía de sierpes milenarias; aquel muslo de carne y de me muero convocado en las tardes solitarias; ... | |
Yo podría decir que estoy en primavera bajo un aire oloroso a luz definitiva, y podría tapar la mirada bisiesta que se me está cayendo afuera de la vida; y ser de flor, de lluvia, de mariposa buena, semejante a este cielo cuidado por la brisa, a la ignorancia simple con que quiere una abuela, ... | |
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