GERARDO DENIZ | |
Hundir la mano y extraer del alibabá cálido dátil; quebrar al escupir su hueso el cascarón de escarcha: nieto de musgo, opta por el fuego, huye del agua fría, lanza desde la calle, por una ventana del palacio Pardiez, el talismán redondo de tu suerte horrible y echa a correr ... | |
La escuela autoritaria y cómo nació un repetable género de literatura | |
Duras son las bancas, y el profesor tampoco tan lúcido. Con frecuencia se nota que improvisa. Que falsea tradiciones, héroes, anatomías para salir del paso. Y si se murmura en los corredores -- lo he oído -- que su papel es difícil, pues que se hubiera dedicado a otra cosa, ... | |
Como un alto vuelo blanco de garzas temprano se convierte en inferior cometa a ras de lomo sin grabar las vísceras que aflige la balanza, así los pensamientos de un día con su noche (a qué hora comenzará la carne a oír), flores de dos esmaltes, son religiones hondas donde dormita el riesgo ... | |
Que ocupes una mesa frente a sillones obesos, escribiendo con diez dedos más despacio que yo con cinco, no es cosa que te perjudique, a decir verdad; tan estragados estamos Simplemente, consuma la transustaniación en los ene pisos del ascensor para que al llegar a la calle ... | |
Polvo. Detrás de la cortina, entre los equipajes, tosió un Niño de diez años: -Qué tos más desgarradora e incoercible- comentó acto seguido con voz argentina. Remontos aún los pinchos ya candentes de la ciudad Declaró el maestro: -No dudo de que este Niño, ... |