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RUBÉN BONIFAZ NUÑO

 

   Ábrese el fuego... Ábrese el fuego... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Abrese el fuego, y salta la burbuja metálica de un pez; barre los ojos una flor instantánea; doble salto mortal, ensaya el corazón. Amigos, algo mejor gocemos que un lamento.Ya, para no caerme, estoy colgado de tu clavo, alegría; de tu absorto badajo, de tu azúcar infalible de mujer conseguida...

 

   Amenazados contundidos... Amenazados contundidos... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Amenazados, contundidos. Umbrales en peligro. Yo diría que es por la edad; que con la edad aumenta de largo y de redondo el esqueleto; que los forros van quedando chicos a los huesos salientes, y se muestra desvergonzadamente la cebrada torre de las costillas, y los goznes arácnidos de pies...

 

   Área sonante Área sonante de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Area sonante, ovario de la noche carnal; abrevadero insistente y monótono en la arena del oído terrestre.Y tocar, hacia dentro, el oleaje como aquel remotísimo, asilado en lo vacío de las conchas. Urna, seda contigua que despliega en hileras cayendo, una por una, golpes de espuma deslazada...

 

   Cada día levanto... Cada día levanto... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Cada día levanto, entre mi corazón y el sufrimiento que tú sabes hacer, una delgada pared, un muro simple. Con trabajo solícito, con material de paz, con silenciosos bienamados instantes, alzo un muro que rompes cada día. No estás para saberlo. Cuando a solas camino...

 

   Crece la torre nueva en el naufragio... Crece la torre nueva en el naufragio... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Crece la torre nueva en el naufragio del muro combatido; del alveolo de la sal, el rumbo celeste de la espiga, el transparente olor de la manzana, y surgen el olivo y su perla amarillenta y los suntuosos pórticos del vino. Canto que no aprendí, silencio en que instituye el canto las raíces...

 

   Cuál es la mujer que recordamos... Cuál es la mujer que recordamos... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Cuál es la mujer que recordamos al mirar los pechos de la vecina de camión; a quién espera el hueco lugar que está al lado nuestro, en el cine? ¿A quién pertenece el oído que oirá la palabra más escondida que somos, de quién es la cabeza que a nuestro costado nace entre sueños?...

 

   Era también de fuego... Era también de fuego... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Era también de fuego: sobre el tizón, hirientes, casi diáfanas violetas duras a los ojos, coronadas de oro. De esto era, de esto se construía bajo el humo. También como de alas en asalto; pluviales hojas enjambradas, arboladuras de reloj a vela. Y en vela yo, sumiso y vigilante a la corriente en que me estoy hundiendo...

 

   He detenido la respiración... He detenido la respiración... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

He detenido la respiración para sentir si tú respiras. A la vez has quedado tan presente y lejana. Eterna casi. Fuera del tiempo, sola, sin moverte. Y me llenó el terror incontenible de que te hubieras ido; de que te hubieras muerto en sueños, y me hubieras dejado entre los brazos...

 

   Hervor de calles... Hervor de calles... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Hervor de calles; desembocadura de pábulos ardiendo, en la caldera sediciosa del mísero. Como hierba de gritos, como en humo lumbrarada de pelos espantados; como chubasco tupidísimo y turbio, en ascensión. Así llegaba. Y alégrate si nadie, en esta plaza, si nadie, de tan juntos y de...

 

   Hoja al aire, indefensa... Hoja al aire, indefensa... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Hoja al aire, indefensa, detenida apenas, única en el árbol enrojecido y respirante; ojo sobresaltado, abierto, lúcido: en el temor mi corazón. Asfixia, duermevela con fantasma inminente. Deshabitado el traje suspendido, suena con un temblor de piel que busca su bestia desollada, su...

 

   Nadie sale... Nadie sale... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Nadie sale. Parece que cuando llueve en México, lo único posible es encerrarse desajustadamente en guerra mínima, a pensar los ochenta minutos de la hora en que es hora de lágrimas. En que es el tiempo de ponerse, encenizado de colillas fúnebres, a velar con cerillos algún recuerdo ya cadáver...

 

   No es una desgracia abrir los ojos... No es una desgracia abrir los ojos... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

No es una desgracia abrir los ojos ni tener despiertos los deseos y estar triste y solo y pensando. Y no ser de aquellos que consiguieron su placer a ciegas para cegarse; su televisión después del cine, sus bailes, su ruido, sus limonadas; pero que a la medianoche se sientan, pesados...

 

   No me ilusiono... No me ilusiono... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

No me ilusiono, admito, es de mi gusto, que soy un hombre igual a todos. Trabajo en algo, cobro un sueldo insuficiente; me divierto cuando puedo, o me aburro hasta morirme; hablo, me callo a veces, pido mi comida, y a ratos quisiera ser feliz gloriosamente, y hago el amor, o voy y vengo sin nadie que me siga....

 

   Para los que llegan a las fiestas... Para los que llegan a las fiestas... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Para los que llegan a las fiestas ávidos de tiernas compañías, y encuentran parejas impenetrables y hermosas muchachas solas que dan miedo pues no uno sabe bailar, y es triste ; los que se arrinconan con un vaso de aguardiente oscuro y melancólico, y odian hasta el fondo su miseria,...

 

   Qué fácil sería para esta mosca... Qué fácil sería para esta mosca... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Qué fácil sería para esta mosca, con cinco centímetros de vuelo razonable, hallar la salida. Pude percibirla hace tiempo, cuando me distrajo el zumbido de su vuelo torpe. Desde aquel momento la miro, y no hace otra cosa que achatarse los ojos, con todo su peso, contra el vidrio duro...

 

   Siempre ha sido mérito del poeta... Siempre ha sido mérito del poeta... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Siempre ha sido mérito del poeta comprender las cosas; sacar las cosas, como por milagro, de la impura corriente en que pasan confundidas, y hacerlas insignes, irrebatibles frente a la ceguera de los que miran. Por ejemplo: todos nos sentimos mordidos por algo, desgastados por innumerables bocas...

 

   Viéramos amarilla construirse... Viéramos amarilla construirse... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Viéramos, amarilla, construirse la corona sulfúrica de humo en la huella del chivo, y floreciera la doliente señora del incienso con el siete de espadas. Viernes santo. Y más: la pesadumbre que con uñas insomnes nos exprime del corazón un grito de dormido. Pero ya no recuerdo ni siquiera lo que pude contarte...

 

   Volaron águilas... Volaron águilas... de Rubén Bonifaz Nuño   


En la voz de Rubén Bonifaz Nuño    

primeros versos

Volaron águilas, leones gimieron vencedores. Alas lívidas despliega en mi cabeza el vino. Y un orden puro, como el de la noche en torno de las mesas, se construye. Y aunque nada es seguro, me deleito en el lugar de la amistad ahora. Como puño de tierra es lo que hacemos; como otoño en las ramas...