JOSÉ JUAN TABLADA | |
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Pasas trotando como si huyeras y se dirÃa que antros de vicio buscando fueras con las pupilas ardiendo al dÃa entre la sombra de las ojeras... Tu cuerpo trémulo se arrebuja con turbadores gestos de vicio, y vas furtiva como una bruja bajo las iras del Santo Oficio. Bajo el arco de... | |
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Yo adoro el diamante de luces reales! El que desbarata diáfanos cristales en el rizo rubio y en la trenza umbrÃa; prÃncipe nimbado de auroras triunfales ¡augusto monarca de la pedrerÃa! ¡Yo adoro el granate que trágicamente inflama en los senos su cáliz ardiente! ... | |
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El erudito habla del pasado y la chica loca-de-su-cuerpo..., del futuro. Un beluario de peces de colores ansÃa gozar del instante de azogue que le escurre entre las manos... | |
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Una Piedra del Sol sobre el cielo de la mañana asoma en lo alto el ancho rostro de basalto a la orilla de un charco de obsidiana y parece que su boca vierte un reguero de sangre humana y zempazúchiles de muerte... Es del trigo del sol la gran piedra molar que hace el pan de los dÃas... | |
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Loro idéntico al de mi abuela funambulesca voz de la cocina, del comedor y de la azotehuela. No bien el sol ilumina, lanza el loro su grito y su áspera canción con el asombro del gorrión que sólo canta El Josefito ... De la cocinera se mofa colérico y gutural, y de paso apostrofa a... | |
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A qué obstinarse en proseguirla en vano...? Ya terminó la Feria de la Vida, A la paz y el estudio me convida Una luz al crepúsculo encendida En el viejo Convento franciscano... ¡La plaza está desierta Y es triste la partida Sobre el crujir de la hojarasca yerta Al terminar la Feria de la Vida!... | |
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Consagro a su memoria este Retablo: Un lucero nos guÃa hasta el establo Donde su numen Niño Dios de cera Junto al asno y al buey del Nacimiento, Que humildad y potencia diéranle con su aliento De Reyes y pastores los tributos espera. Pues las dádivas de monarcas y zagales... | |
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Toda de blanco, finge tu traje sobre tu flanco griego ropaje. De la Victoria de Samotracia, mientes la gloria llena de gracia. ¡En vano ilusa fijas el pie!... Que no eres musa ni numen, que sin que disciernas un viento lÃrico sobre tus piernas sopla satÃrico; pues aunque... | |
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Sobre la yerba estrujada, bajo la fronda sombrÃa, te recliné desmayada cuando la tarde morÃa. Miré tu faz sonrosada que pálida se volvÃa, y sentà tu boca helada bajo el ardor de la mÃa... Y antes de que agonizante quedara sobre tu flanco clavado el viril anhelo, ¡miré en el supremo... | |
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En la fúnebre bóveda no brillan las estrellas, y sin embargo estriado de tenebrosas huellas sobre el profundo abismo la luz es móvil nata do apenas un Erebo de sombra se desliza, y en esa temblorosa pelÃcula de plata en perlas se deshace la ola que se riza... | |
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Neoyorquina noche dorada FrÃos muros de cal moruna Rectors champaña fox-trot Casas mudas y fuertes rejas Y volviendo la mirada Sobre las silenciosas tejas El alma petrificada Los gatos blancos de la luna Como la mujer de LothY sin embargo es una misma en New York y en Bogotá LA... | |
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Mi inconsolable soledad se asombra, pues no sé en la ansiedad con que deliro si no te puedo ver por tanta sombra o si es de noche porque no te miro... ¡Pues siempre que tú llegas, la tiniebla disipas, ya tu voz ya tu mirada el silencio de músicas se puebla y cae sobre la noche la... | |
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Torvo fraile del templo solitario que al fulgor nocturno lampadario o a la pálida luz de las auroras desgranas de tus culpas el rosario... ¡Yo quisiera llorar como tú lloras! Porque la fe en mi pecho solitario se extinguió, como el turbio lampadario entre la roja luz de las... | |
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Mujeres que pasáis por la Quinta Avenida tan cerca de mis ojos, tan lejos de mi vida... ¿Soñáis desnudas que en el baño os cae áureo Jove pluvial, ¡como a Danae!... o por ser impregnadas de un tesoro, al asalto de un toro de oro tendéis las ancas como Pasifae? ¿Sobáis con... |