PABLO DE ROKHA | |
| |
Oriente de cobre duro, fino y ensangrentado, de tiempo a tiempo tendido de mundo a mundo.¡Voluntad!Soy el hombre de la danza oscura y el ataúd de canciones degolladas; el automovilista lluvioso, sonriente de horrores, gobernando la bestia ruidosa; el tallador en piedra de catedrales hundidas... | |
| |
Viviendo del recuerdo, amamantándome del recuerdo, el recuerdo me envuelve y al retornar a la gran soledad de la adolescencia, padre y abuelo, padre de innumerables familias, rasguño los rescoldos, y la ceniza helada agranda la desesperación en la que todos están muertos entre muertos... | |
| |
Montaña de versos, brazada de sueños ardiendo, tú sobre mi sexo; llaga de sol, llaga de miel, llaga de luz encima de las frutas clásicas, incendio, leña de pena... Como camino polvoroso de canciones, como recuerdo polvoroso, así tu amor embellece y alegra entristeciendo... | |
| |
Como una gran niebla ardida desde todas las distancias emergiendo o lo mismo que el horizonte... Te recuerdo y vienen piando las hojas marchitas del atardecer, hermana, amiga, esposa, a cantar la tonada del viaje y las guitarras en las cruces lluviosas de mi padecimiento... |