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ELISEO DIEGO

 

   Bajo los astros Bajo los astros de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Es así que la casa deshabitada, por la tarde, suena de pronto como el cordaje de un barco. Vibran a solas los cristales vacíos, la penumbra quisiera conmovernos, y el animal pequeño, el de lustrosa piel en los rincones, trémulo huye, como siempre, a los altos distantes...

 

   Casaca de púrpura Casaca de púrpura de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

No tienes otro amigo. Tú no tienes nada, no tienes más, tú no tienes otro amigo.Sólo un gato. Sus orejas veloces, breves, nocturnas.Su casaca de púrpura. Magnífico...

 

   Comienza un lunes Comienza un lunes de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

La eternidad por fin comienza un lunes y el día siguiente apenas tiene nombre y el otro es el oscuro, al abolido. Y en él se apagan todos los murmullos y aquel rostro qua amábamos se esfuma y en vano es ya la espera, nadie viene. La eternidad ignora las costumbres, le da lo mismo rojo que azul tierno...

 

   Con un gesto Con un gesto de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El gato mira con sus ojos de oro, pero no dice nada. El perro, en cambio, aúlla incansable. La muerte acaricia al gato y le concede siete dones. Al perro lo enloquece con un gesto...

 

   Cristóbal Colón inventa el Nuevo Mundo Cristóbal Colón inventa el Nuevo Mundo de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Toda la noche, toda, Cristóbal Colón oye pasar los pájaros. Viniendo del abismo, sin fin, a ráfagas, miles y miles de pájaros. Sobre los mástiles, atravesando, acribillando las tinieblas, allá, el ruido de las alas de los pájaros. Viniendo del vacío, del abismo, el ruido, el trueno de la vida siendo, la orquesta entera de los pájaros...

 

   Daguerrotipo de una desconocida Daguerrotipo de una desconocida de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Esa muchacha que en el daguerrotipo está mirándonos, que no sabemos quién fue ni como se llamaba; esa muchacha tan deliciosamente fresca bajo su blusa de encajes, frágil con el temblor del pájaro que una vez hemos tenido en la mano; el óvalo de cuya cara nos hiere de belleza...

 

   De la penumbra De la penumbra de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Las excelentes cacatúas pasean por los balcones y se indignan de pronto. La cólera de la cacatúa es repentina y voraz como la llama de un fósforo en el miércoles. No se conoce caducidad semejante. Las más antiguas son razonables y necias. Miran con el ojillo brillante, se contonean augustas...

 

   Donde nunca jamás se lo imaginan Donde nunca jamás se lo imaginan de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Entonces ya es seguro que estás muerto No volveremos otra vez a verte Jugar con el aliento de los hartos Al escribir como al desgano: Che, Sobre el dinero Entre leyendas Viniste brevemente a nuestro día Para después marcharte entre leyendas. Cruzabas en la sombra, rápido Filo sediento...

 

   Donde nunca jamás se lo imaginan   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Entonces ya es seguro que estás muerto No volveremos otra vez a verte Jugar con el aliento de los hartos Al escribir como al desgano: Che, Sobre el dineroEntre leyendas Viniste brevemente a nuestro día Para después marcharte entre leyendas. Cruzabas en la sombra, rápido...

 

   El almacén El almacén de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El almacén, señores, el ardiente almacén de costados dolorosos, en la esquina del polvo, reluciente de fealdad, a quien deslumbra el foso en que se hunden las sombras, y los cantos; foso del mediodía, ceniciento de sabor, infinito para tantos; el almacén, señores, que yo siento...

 

   El color rojo El color rojo de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El color rojo de los pueblos, antiguo, fervoroso y tenaz en la memoria del almacén nocturno arde como borroso puño y escritura sagrada y ágil máscara de fiebre, de tal forma que nunca podremos descifrar el angustiado parlamento,...

 

   El espejo El espejo de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El espejo de óvalo limpio contempla un solo movimiento que hace la rama del álamo, cuando a veces golpea en los cristales. Todo lo demás: el rojo de las cortinas, la mesa y el hombre, hace posible al espejo en su contemplación de la sombra levísima...

 

   El general a veces nos decía El general a veces nos decía de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El general a veces nos decía extendiendo sus manos transparentes: así fue que lo vimo aquel día en la tranquila lluvia indiferente sobre el negro caballo memorable . Suavizaba la sombra del alero su camisa de nieve irreprochable y el arco duro del perfil severo...

 

   El niño en su cuarto El niño en su cuarto de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Tienes miedo esta noche: los ladrones están afuera entre las hojas mirando la ventana.¡El oro del cristal en la sombra! Y los ladrones a través de las hojas numerosas y eternas, en lo húmedo y oculto al otro lado...

 

   El oscuro esplendor El oscuro esplendor de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Juega el niño con unas pocas piedras inocentes en el cantero gastado y roto como paño de vieja. Yo pregunto: qué irremediable catástrofe separa sus manos de mi frente de arena, su boca de mis ojos impasibles. Y suplico al menudo señor que sabe conmover la tranquila tristeza de las...

 

   El primer discurso   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

En la calzada más bien enorme de Jesús del Monte donde la demasiada luz forma otras paredes con el polvo cansa mi principal costumbre de recordar un nombre, y ya voy figurándome que soy algún portón insomne que fijamente mira...

 

   El sitio en que tan bien se está El sitio en que tan bien se está de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

EL sitio donde gustamos las costumbres, las distracciones y demoras de la suerte, y el sabor breve por más que sea denso, difícil de cruzarlo como fragancia de madera, el nocturno café, bueno para decir esto es la vida, confúndanse la tarde y el gusto, no pase nada, todo sea lento y paladeable...

 

   El viejo payaso a su hijo (fragmento)   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Avanza ya, hijo mío, desde el vano donde los pliegues de la recia púrpura ocultan la impudicia de las máquinas tan útiles, es cierto , el abandono de los grandes telones que han colgado como pájaros muertos en el polvo; avanza...

 

   Elegía con un poco de amargura Elegía con un poco de amargura de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Ésta es otra elegía, pero dedicada a un hombre desagradable, vecino mío, que nunca quiso saludarme. No sé, por tanto, cómo se llamaba. Cara de limón, cara de perro malo, jamás se rebajó a mirarme siquiera. Vivíamos los dos en la misma calle. Un día tras otro nos desencontrábamos...

 

   Elegía para un hombre llamado Gonzalo Elegía para un hombre llamado Gonzalo  de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Esta es una elegía para mi amigo Gonzalo Que no fue un héroe ni fue un gran músico ni siquiera un novelista famoso. Fue, sencillamente, Gonzalo. Tenía la cara redonda de azoro de tanto sentirse ser Gonzalo. Y tenía unas gafitas montadas al aire que nunca le sirvieron mucho, a Gonzalo...

 

   Elogio de sus cosas, sus vestidos Elogio de sus cosas, sus vestidos de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Me abismo en ti, contemplo las ropas que escogiste cuidadosa para ser tú en el hoy de esta mañana. Tu blusa admiro, tan sencilla y grácil, y alabo tus sandalias populares y el pañuelo que ciñe con su fiesta el cabello soleado. Y ese anillo retorcido y antiguo que va en tu mano esbelta, misterioso...

 

   En el árbol dorado En el árbol dorado de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El fornido judío, pájaro de pico poderoso y negrísimo lustre. La espesura es de una sequedad espléndida, donde hasta la sombra es la justa, bajo los árboles de quemados nombres: cupey, almácigo, espino del aroma...

 

   En el medio mismo del día (fragmento)   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

En medio de una rugiente avalancha de luz está mi padre. La luz arranca destellos, no, de saltos de furiosa nieve a la pequeña escalinata que mi padre diseñó desde un humilde orgullo, y vuelan en astillas de luz los troncos de las palmas. Cómo sus ropas arden en blanquísimas ascuas...

 

   En esta sola, en esta única tarde En esta sola, en esta única tarde de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El león ha comido, el tigre ha comido, el elefante inmenso como la paz ha comido.El camello ha bebido, la cebra se ha dormido, y el mono viejo tiene su sitio en el asombro...

 

   Entre la dicha y la tiniebla Entre la dicha y la tiniebla de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Como quien toca con un dedo la punta fría del agua, mareándose de sólo su transparencia demasiada, me he puesto yo a mirar el no ser infinito que me aguarda. Los soldados de plomo están apenas en su caja y entre la dicha y la tiniebla no queda sino el filo de la lámpara...

 

   Es un desconocido Es un desconocido de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Es un desconocido quien pregunta por la casa. ¡Ah, sí, decimos , cómo no! . El desconocido insiste cortésmente. ¡Ah, sí, decimos , no faltaba más! . Y el desconocido se inclina con cierta tristeza grave. Y al irse nos irrita, sin entenderlo, que nos dé esta pena su gastada espalda ...

 

   Esta mujer Esta mujer de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Esta mujer que reclinada junto a la borda inmóvil de su casa soporta con las manos arrugadas el peso dócil de su tedio, sólo escuchando el tiempo que le pasa sin gracia ni remedio. Esta mujer, desde la borda blanca de su balcón, que el patio encierra, mira correr, ansiosa y sorda, la...

 

   Estas palabras Estas palabras  de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Leyendo a Julius Fucík uno siente que aún puede escucharnos y en seguida viene el pensar que estas palabras escritas desde el sol no valen nada que sería mejor callar mientras soporta con su coraje para el uso diario el terror y la muerte allá en el fondo siniestro de la página que toda la poesía no vale el sufrimiento con que su boca destrozada puede aún sonreír y sin embargo no dijo el mismo yo he vivido por la alegría y mas con que delicadeza maneja siempre el lápiz romo sobre el sucio papel con que trabajo sutil respira en cada página esquivando el dolor con que maestría se envuelven sus renglones para llegar aquí de modo que no está mal que se le escriba usted puede escucharnos querido muy querido Julius Fucík pues está vivo y tanto y yo le doy las gracias conmovido en el nombre de todas sus palabras y las nuestras también el arte vale lo que su generoso corazón...

 

   Hermanos Hermanos de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El ron de mis mayores me protege contra el terror de ya no ser mañana. Timor mortis conturbat me. Me dice el frágil ido aquí a mi lado que él es mi hermano, y es verdad. Timor mortis conturbat me. Por nuestras venas corre el ron que un día sobre el cofre del muerto se durmió. Timor mortis conturbat me...

 

   Invierno   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Vienen noticias del atroz invierno, las traen veloces hojas amarillas, dicen que pasa el frío las orillas de la piedad, soplando del averno. Que el norte salta de la luna el cuerno, que los navíos crujen en astillas y que las desoladas maravillas...

 

   La conversación en Moscú La conversación en Moscú de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

La voz oscura del chofer pregunta o del amigo interprete la suerte del manejar en cuba luego y por su idioma fuerte se tiende un remo apunta mas alto y a ese el juego terriblemente serio de las cosas en que nos va la vida a los cubanos amigo ahora si rozas mi corazón te doy la mano y en dos miradas breves afanosas hablamos hondamente como hermanos.

 

   La fiesta La fiesta de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Los viejos liberales han traído sus sombreros de paja pobre y dura, los trajes escarchados y la oscura señal de algunos rostros conmovidos. Aquel negro de bíblica estatura conversa con un viejo decidido, mientras los breves rosas y sonidos de la fiesta despliegan su ternura...

 

   La Habana fue un menudo laberinto La Habana fue un menudo laberinto  de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Huele a agua Viejo elogio zulú... La Habana fue un menudo laberinto de hedores y riquezas donde el hombre compraba al hombre en el mercado y dábale duro con el infierno en las espaldas como si fuese alguna bestia holgándose desde su oscuro corazón de bestia y en tanto el abanico y el perfume decoraban el aire de las salas y ardía la belleza en los cristales de color absoluto entre las piedras y el misterio solar de las mamparas rociábanse los campos con la sangre del surtidor mortal del bocabajo. Después el hombre le apretó las tuercas bien recio al hombre en sus mugrientas fábricas y regada en sudor creció en palacios de mármol lívido la grande Habana y el sol que es uno en su piedad a todos iluminó en el frágil pudridero de las casitas de barajas malas y en los barrios de máquinas y antojos y el rumor de las chácharas imbéciles envenenó los aires de saliva y el hombre le dio al hombre donde duele para aliviarle el hueco de sus ansias y en su insondable corazón de bestia holgóse en el rocío de la sangre. Después fueron la cólera y la vida y huele la ciudad al agua hermana.

 

   La hierba La hierba de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

La hierba es siempre una donde quiera vas a encontrar a la humilde agradecida tanto a un trozo de tierra corroída como a la esplendidez de una pradera la de mi calle nunca desespera cuando el sol es el sol y decidida se abriga en nieve a defender su vida la del terrible norte en primavera yo la vi renacer en Leningrado junto a los muros de un antiguo fuerte como el verdor se le estrechaba al día y al sentirla tan cerca y a mi lado vi que la tierra es una, una la suerte de aquel lugar y de la calle mía.

 

   La niña en el bosque La niña en el bosque de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Caperuza del alma, está en lo oscuro el lobo, donde nunca sospecharías, y te mira desde su roca de miseria, su soledad, su enorme hambre. Tú le preguntas: ¿por qué tienes esos ojos redondos?Y él responde, ciego, para mirarte mejor, llorando. Y en seguida tú vuelves...

 

   La página en blanco La página en blanco de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Me da terror este papel en blanco tendido frente a mí como el vacío por el que iré bajando línea a línea descolgándome a pulso pozo adentro sin saber dónde voy ni cómo subo trepando atrás palabra tras palabra que apenas sé qué son sino son sólo fragmentos de mí mismo mal atados...

 

   La pirámide y la joven La pirámide y la joven de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Esta que tengo entre las manos, con temblor, con orgullo, sonriendo para mí secretamente, es una foto de mi hija Fefé sentada en lo más alto de la augusta pirámide de Teotihuacán, en México. Nada se ve de la pirámide, sólo el frágil perfil de la muchacha, el rojo y el azul de su vestido...

 

   Lamento por la diosa pequeña Lamento por la diosa pequeña de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Lívida luna, vas huyendo hacia la parte del silencio, y quién detrás,y quién viene ligero como el tiempo. Quién si no el tiempo, mi señora, quién si no el tiempo, can oscuro, te hace volar entre la noche clara. Cansadamente cae tu velo y miro tu ceniza y me da pena...

 

   Las guitarras Las guitarras de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Los músicos halagan sus cariñosas guitarras. La muerte, de antiguo dril, escucha inmóvil. Los músicos elogian al sol y enumeran con delicia las dulzuras más importantes. La muerte, de antiguo dril, escucha inmóvil. Lentos, los músicos acallan sus cariñosas guitarras. La muerte vira la cara...

 

   Las herramientas todas del hombre Las herramientas todas del hombre de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Éstas son todas las herramientas de este mundo. Las herramientas todas que el hombre hizo para afianzarse bien en este mundo. Éstas son las navajas de filo exacto con que se afeita al tiempo. Y éstas tijeras para cortar los paños, para cortar los hipogrifos y las flores...

 

   Mientras como este pan Mientras como este pan  de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Mientras como este pan que me aprovecha porque en Cuba se fue al exilio el hambre con su madre avaricia de la mano pues la doña no escucha otro argumento sino el alto clamor de la metralla pienso en aquel que fui no sé ni cuándo y en el otro que soy en otra parte comiendo a gusto...

 

   Muchacha de la Madona Muchacha de la Madona de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Hiere el perfil de la Madona su delicada perfección lastima los ojos insaciables; ella no tiene culpa: es ella, la muchacha, la que borda la luz, la que sonríe junto al pozo del año, frágil, menuda hija del vecino de siempre, sólo ella; pero, ligeramente vuelta, ladeada no más un...

 

   No es más   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Un poema no es más que una conversación en la penumbra del horno viejo, cuando ya todos se han ido, y cruje afuera el hondo bosque; un poema no es más que unas palabras que uno ha querido, y cambian de sitio con el tiempo...

 

   Nostalgia de por la tarde Nostalgia de por la tarde de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

El que tenía costumbre de poner las manos sobre la mesa blanca junto al pan y el agua, traje rugoso de fervor y alpaca, y aquella su esperanza filial en los domingos, ya no conmueve nunca el suave pensamiento de la fronda con el doblado consejo de su paso...

 

   Oda a la joven luz   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

En mi país la luz es mucho más que el tiempo, se demora con extraña delicia en los contornos militares de todo, en las reliquias escuetas del diluvio. La luz en mi país resiste a la memoria como el oro al sudor de la codicia, perdura...

 

   Otoño   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Por el otoño adentro el humo vuela llevándose el aroma del verano. Quedan los frutos de su amor lejano en una luz que la nostalgia vela. Húyese el tiempo y al dejarnos hiela su no estar tan extraño, tan humano. Se nos cae la penumbra...

 

   Padre e hijo Padre e hijo de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Tira de tu carrito, hálalo y llévalo contigo adonde aquel sol tan bonito corriendo se te esconde y a la luna la deja que nos ronde. Que nos ronde la luna con su lívida cara de payaso y nos lleve una a una las horas, y de paso nos deje así a los dos a tiempo raso. Ya no eres más un niño ni el dueño yo de ocultas maravillas...

 

   Pequeña historia de Cuba Pequeña historia de Cuba de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Cuando en los pueblos la tarde cae de polvo a púrpura, en Bejucal o en Santa María del Rosario, Calabazar, rincón de soledades, Artemisa del alma o misterioso Guáimaro, la gente se va a los parques. Desde la tierra los ojos lentos suben a la locura del murciélago...

 

   Primavera   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

No es una delicada primavera quien bulle en el jardín haciendo flores, negra de arcilla y manchas de colores y de toda sustancia verdadera. No es una frágil niña pinturera quien le prende a la tierra mil amores y con la nada borda los primores en que se mira la creación austera...

 

   Pues mira tú: es verdad Pues mira tú: es verdad de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Pues mira tú: es verdad, no acaban nunca la mudez y sordera de la muerte ni su infinita indiferencia helada. ¿Qué importa entonces que destroce a un niño con su pico voraz el hambre y corte la menuda conciencia en pleno azoro de no saber por qué la sombra es grande? Cada cosa que hacemos...

 

   Riesgos del equilibrista Riesgos del equilibrista de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Allá va el equilibrista, imaginando las venturas y prodigios del aire. No es como nosotros, el equilibrista, sino que más bien su naturalidad comienza donde termina la naturalidad del aire: allí es donde su imaginación inaugura los festejos el otro espacio en que se vive de milagro...

 

   Ruinas del cafetal de los franceses, la Gran Piedra, Sierra Maestra Ruinas del cafetal de los franceses, la Gran Piedra, Sierra Maestra de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Campana virginal, la pequeñita de timbre claro, pero no inocente ¿qué te hacemos decir entre la lluvia, campana virginal, vieja terrible, con tu voz pura de revés de infierno? Desde el piso de arriba, el de los amos, mal oliente a humedad, a ruina y nada...

 

   Testamento Testamento de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Habiendo llegado al tiempo en que la penumbra ya no me consuela más y me apocan los presagios pequeños; habiendo llegado a este tiempo; y como las heces del café abren de pronto ahora para mí sus redondas bocas amargas; habiendo llegado a este tiempo; y perdida ya toda esperanza de...

 

   Testamento (se incluye parte del discurso de recepción del Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo)   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Habiendo llegado al tiempo en que la penumbra ya no me consuela más y me apocan los presagios pequeños; habiendo llegado a este tiempo; y como las heces del café abren de pronto ahora para mí sus redondas bocas amargas...

 

   Todas las tardes Todas las tardes de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Todas las tardes, las benditas, las ilusorias tardes mi padre compra Avance. Testamentos de cenizas, minucias de la caducidad. En el crepúsculo crujen las grandes hojas tontas que solo mi padre maneja con esa desolada sagacidad. La sombra se está estirando como un gato a sus pies...

 

   Tú te inclinas despacio a la tristeza Tú te inclinas despacio a la tristeza de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Tú te inclinas despacio a la tristeza como te inclinas al botón y al hilo. Tus hijos han salido. En el despacho el viento mece unos papeles viejos. Cae la ciega penumbra del suburbio por la estrecha ventana, y va tocando tus cabellos lejanos, tu vestido. Cae la ciega penumbra, se apresura el gato huraño...

 

   Una ascensión en La Habana   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Matías Pérez, portugués, toldero de profesión, qué había en los inmensos aires que te fuiste por ellos, portugués, con tanta elegancia y prisa. En versos magníficos dijiste adiós a las muchachas de La Habana, y luego, una tarde en que era mucha la furia del tiempo...

 

   Vasija india Vasija india de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Esta vasija, con el asa donde un animalillo asoma su pico ansioso, fue delicia de su dueña. Luego el bronco escándalo extranjero sofocó los murmullos del afán diario. Luego el tiempo el cauto, el taciturno , con astucia y paciencia, fue borrando el humo, el vaho de los dedos de suavísimo bronce...

 

   Verano   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Ésta es la plenitud, el tiempo entero, el sellado esplendor del mediodía. En ráfagas de luz el sol envía el oro eterno al aire pasajero. Bien dibujando el árbol, bien ligero el trazo de las hojas en el día. Más honda en cambio y más y más umbría la huella del trabajo en el sendero...

 

   Versiones Versiones de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

La muerte es esa pequeña jarra, con flores pintadas a mano, que hay en todas las casas y que uno jamás se detiene a ver. La muerte es ese pequeño animal que ha cruzado el patio, y del que nos consuela la ilusión, sentida como un soplo, de que es sólo el gato de la casa, el gato de...

 

   Versiones (fragmento)   


Por Darío Grandinetti    

primeros versos

La muerte es esa pequeña jarra, con flores pintadas a mano, que hay en todas las casas y que uno jamás se detiene a ver. La muerte es ese pequeño animal que ha cruzado el patio, y del que nos consuela la ilusión, sentida como un soplo, de que es sólo el gato de la casa...

 

   Viendo una película del boliviano Sanjinés Viendo una película del boliviano Sanjinés de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Hoy he visto en imagen a mis hermanos del estaño no como en un espejo, sino estrechados a su sangre y al ingenioso corazón de Sanjinés doy gracias por mis lágrimas. Porque hoy he visto con mis ojos algo como el color del hambre cuyo justo sabor terrible da sólo el hijo a la boca del padre...

 

   Vista de una granja al crepúsculo Vista de una granja al crepúsculo de Eliseo Diego   


En la voz de Eliseo Diego    

primeros versos

Por qué pintaron los grandes holandeses los paisajes en que una granja recuesta su contorno sobre una bruma de oro y una muchacha, de espaldas, da de comer feliz a las gallinas mientras el sol se oculta, no en el horizonte, en la memoria. Jamás hemos de verle a la muchacha el rostro...




OTROS POETAS EN VIDEO POR ELISEO DIEGO



 

   No sé por qué piensas tú... No sé por qué piensas tú... de Nicolás Guillén   

   De Nicolás Guillén
    

primeros versos

No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú. Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú; ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo...

 

   Trilce (Poema III) Trilce (Poema III) de César Vallejo   

   De César Vallejo
    

primeros versos

Las personas mayores ¿a qué hora volverán? Da las seis el ciego Santiago, y ya está muy oscuro. Madre dijo que no demoraría. Aguedita, Nativa, Miguel, cuidado con ir por ahí, por donde acaban de pasar gangueando sus memorias...