EMILIO ORIBE | |
| |
Quién creó el fundamento, el verbo sacro del existir? ¿La luz del mal o del bien? ¿El inicio y final del simulacro? ¿Quién hizo que yo busque siempre el Quién? II Una vez en la noche, Ella, a mi lado, con voz tenue, al morir las horas bellas, los dos frente a un gran círculo dorado, me preguntó... | |
| |
Mira: aquello es el hombre. Deja vagar su sombra sobre las apariencias que clasifica y nombra. Está escrito que el hombre se realice en el Todo, y encuentre en las entrañas del ser, sustancia y modo. Está escrito que el fuego construya sus palacios en un reino de esencias, fuera de los espacios... | |
| |
Silencio! ¡Silencio!Inclinadas hacia el navío las grandes aves blancas, las del alto volar, en la noche del trópico se ponen a cantar.Asomadas en la cárcel brillante de las aguas hacia la claridad lunar, en el camino nuestro, las sirenas se ponen a cantar... | |
| |
Pálido de estudiar, me fui al campo. Sufría falta de voluntad. Y qué fatiga en la muy joven frente! Además, desencanto infinito de saber... Y de amar. Un indio de la estancia me hizo un regalo muy original. Cinco garzas ¡oh, asombro! que hablaban después de muchos años de enseñanza tenaz... |