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Saúl Ibargoyen

 
 

POETA DOMÉSTICO




UN POETA DOMÉSTICO

"Este gato está siempre bebiendo de su sombra", dice el uruguayo Saúl Ibargoyen en "El poeta y su gato", de Poeta doméstico, editado a través de la colección "La hoja murmurante" desde Toluca, en el Estado de México. Y no dije que tiene una dedicatoria que reza: "a nuestro Tango". Habría que conocer a este gato, negro y pequeño, anguloso y sutil, sugerente y muy perspicaz para entender la síntesis magnífica que hace el poeta en el texto, donde, tangencialmente, incorpora a Margarita —dueña, junto a él, de "nuestro" Tango—; y es que, como Mijaíl Bulgakov, Saúl Ibargoyen Islas, nacido en Montevideo, Uruguay, en 1930, también encontró su Margarita.
Ibargoyen es, actualmente, jefe de redacción de la Revista Plural, y radica en la Ciudad de México. Ha publicado unos 40 títulos, entre ellos tres novelas —La sangre interminable, Noche de espadas y Soñar la muerte, esta, última editada en abril de este año por Siglo XXI Editores. El resto de su obra es fundamentalmente poesía, aunque Fronteras de Joaquín Coluna, obtuviera mención en el prestigioso concurso Casa de las Américas, de Cuba, en el género de cuento.
Poeta doméstico es el ser humano en su intimidad. Cada uno de los textos que lo integran tiene como designación "...el poeta,..": "el poeta trabaja", "el poeta, hace el amor", "el poeta duerme", "el poeta cocina", etcétera. En todos ellos, aunándolos, se halla una bien expresada forma del quehacer cotidiano. Porque la secreta manera a que nos induce Ibargoyen es la de demostrar que el poeta está despojado de su condición de tal, y que es un simple hombre que respira, huele, siente, come, bebe, transita, en fin, por el reino de este mundo.
Pienso que estos poemas resumen —y rezuman— una vivencia sólo es capaz de plasmarse después de haber vivido ciertamente la vida.
Porque tras cada afirmación enfática —rotunda o leve—, hay un mundo de experiencias que Ibargoyen transmite. Pero no las transmite ingenuamente, sino desde la perspectiva poseedora del escritor avezado. ¿Cómo puede leerse, si no, el polisíndeton de "...y países y lenguas y ciudades / y libros que tendrán..."; o la anáfora maravillosa de “…¿Por qué las manos participan / por qué los dientes embarrados / por qué las inéditas rodillas / por qué cada oreja /por qué el párpado sombrío / por qué la memoria del deleite / por qué los líquidos lunares / por qué el oxígeno finalmente destrozado...?
No os obviamente casual este manejo de los recursos literarios: hay detrás un oficio sólido y coherente. Que refuerza, digamos, por ejemplo, en versos tales como: "Las ventanas susurran (...) / de sopor que las traspasa." El seseo produce una manifiesta aliteración en s que reclama el sopor de la vigilia inmediatamente después del sueño. Igualmente, como ejemplo de aliteración, cito: "...en axilas de pelo oxidado...", donde la utilización de la x tiende a demostrar el carácter de obstrucción.
Poeta doméstico es, pues, un libro concebido desde el conocimiento, No hay nada gratuito. Si una coma pudiese parecer, al lector inexperto, un error, ésta halla su justificación instantes después; ya que este poemario ha sido vislumbrado —más que concebido— después de años de hurgar en la literatura y de ser el propio Saúl Ibargoyen un objeto en sí, dentro del análisis de Ia literatura latinoamericana contemporánea.
Anda Poeta doméstico por lo mejor que he leído en los últimos meses —y conste que soy infatigable lector. Así, he Querido compartir esta inusitada experiencia con ustedes, lectores anónimos pero gustadores de la buena literatura, pera que, junto a mí, asuman a este poeta doméstico que es el poeta de todos los días, el que embellece las mínimas v sutiles esquinas del hogar. Este Poeta doméstico, de Saúl Ibargoyen.

(ALEJANDRO EXPÓSITO)






 

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