☰ menú
 


MEMORIABIERTA


por Jorge Carrol

Recuerdos y tributos a los poetas, novelistas, músicos, pintores, etc. conocidos de Jorge Carrol.




 
 

Rafael Alberti

un gallego más

Por Jorge Carrol

img

Poema dedicado a Picasso, manuscrito y firmado por Alberti.


                                                                                                                     Miguel de Unamuno.


Conocí a Rafael Alberti de niño; él estaba sentado con su mujer María Teresa León alrededor de una mesa de un café de la Avenida de Mayo, hablando de la situación española, con mi hermana Lola y otros contertulios, supongo exilados.

          ¡Dejadme, vientos, llorar,
          como una niña, ante el mar!


Adolescente supe que ese señor de larga cabellera, era un poeta; lo juzgaba un gallego más como los argentinos llamamos a todos los españoles- que vivía en el mismo edificio de Pueyrredón 2471, que una muchacha a la que yo llamaba Liliana y que me hacía temblar de pies a cabeza, cuando me acercaba a ella, paseando por la plaza Francia que quedaba a pocas cuadras de ese edificio donde el poeta andaluz, veía la luz sobre los árboles de plaza, el río inmenso al fondo, el trajín de los trenes, las grúas, los barcos y el rutilar veloz de los aviones.

¡Si parece ayer y sin embargo!

          Contra mí, mundos enteros,
          contra mí, dormido,
          maniatado,
          indefenso.


Solíamos vernos en el viejo y querido Tortoni o acaso en el café Florida de la calle Viamonte- sentados en mesas diferentes, y nos saludábamos con esa cordialidad que dan los que a pesar de la diferencia de años en nuestro caso Alberti me llevaba 31 años- se conocen: casi siempre a su lado estaba María Teresa, y junto a ellos, muchas veces compartiendo saber qué cosas: Ramón Gómez de la Serna, Pablo Neruda, Juan Larrea, Miguel Ángel Asturias, el ingeniero Israel Dujovne, la gran actriz Margarita Xirgu, los actores Pedro López Lagar, Enrique Álvarez D¡osdado, Alberto Closas y hasta quizá, el poeta editor Arturo Cuadrado y sin sinnúmero de bellas mujeres que lo rodeaban como a un sol arrancado del puerto de Santa María.
En alguna ocasión, a la salida de una función en el Teatro Avenida, me preguntó por el estado de salud de mi madre y se entristeció sinceramente cuando le dije se había marchado a encontrarse con mi padre, en ese bar anarquista donde la revolución es tan permanente, que de ella nunca se regresa.

Compartíamos un mismo amor por la poesía de Paul Éluard, del que Alberti era amigo y quizá, gracias a ello, estuve en una de las cariñosas despedidas que se le hicieron en Buenos Aires cuando marchó a Italia.

Por suerte, nos encontramos una vez más en Madrizzz, esta vez por azar, en un pasillo de los estudios de Televisión Española. Cordialmente me preguntó por los míos y cómo andaban las cosas en Buenos Aires; también hablamos de la alegría de su regreso a España después de tantos años de exilio y de la salud de María Teresa. Lamentablemente ambos teníamos poco tiempo y al despedirnos, nos abrazamos: él representaba aún la poesía de la España libre. Al verlo alejarse por ese pasillo, lo fijé en mis recuerdos como aquella primera vez en que lo vi, en un café de la avenida de Mayo, junto a la sonrisa de Lola.

          Cuando escucho con los ojos miro con los oídos.


img

Rafael Alberti junto a María Teresa León (su primer esposa) y la escritora Gloria Alcorta, el día de la presentación del libro de ésta última: Noches de Nadie.

 

regresar