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Nocturno en el Distrito Federal

a Raúl Bravo


Había un cráneo de aire
entre las fibras de la noche
unos huesos negros
como harapos colgantes
unas médulas ateridas
fuera de su cauce
unas grietas abriéndose
como gritos de triste bacteria aplastada.
Había una nebulosa de pesada grisura
un escándalo de silencio y gelatina
una escama de dolores resecos
unos muslos en abandono
al pie de todas las estatuas
unos labios no esperados buscando
saliva de luz en la tiniebla.


De: Rojo es el silencio


SAÚL IBARGOYEN




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